Compositor versátil e inquieto formado en el Real Conservatorio, Pablo Cediel (Madrid, 1991), ha indagado en la esencia del mal y en los mecanismos universales de captación de las víctimas de la esclavitud sexual que relata Matrioska, el texto de Gabriel Fuentes Premio del II Certamen de nuevos dramaturgos LANAU escénica, obra para la que ha compuesto su música original.
Matrioska incorpora de manera destacada elementos más allá del texto, subtexto, movimiento corporal… Y música, mucha música. ¿Qué nos dice la música de Matrioska?
Cuando Óscar Pastor me invitó a participar en este proyecto me hizo ver la importancia del relato. Matrioska habla de cosas importantes que nos conciernen a todos. Con Matrioska recordamos que cuando hay seres humanos en peligro, tenemos que reaccionar inmediatamente. Niños, mujeres, ancianos, a fin de cuentas seres desnudos e indefensos. Y en esas situaciones de peligro suceden cosas que nos parecen incomprensibles y brutales y que en ocasiones no podemos contener en palabras. La música fue, probablemente, el primer modo de hacer historia. Antes de que hubiese escritura e incluso palabra, el hombre utilizó el sonido de la música para compartir su experiencia y sensaciones. Y eso es lo que he tratado cuando Óscar Pastor me pidió componer una música original para el texto de Gabriel Fuentes: ayudar con el apoyo de sonidos que evocan emociones y sensaciones a comunicar aquello que parece incomprensible y brutal. Y con todo el respeto posible hacia el tema tratado.
El resultado es claramente estético, pero ¿qué es primero la estética o el mensaje?
En el caso de Matrioska hemos buscado la forma empezando antes por una interrogación moral que por un impulso estético. No podía ser de otro modo tratándose de llevar a escena un texto sobre la esclavitud sexual, más aún contra la esclavitud sexual.
Sin embargo, vivimos en un momento en el que parece que todo es estética, publicidad, imagen en redes sociales… Sin importar el contenido.
Lamentablemente es así, de hecho en la música compuesta para Matrioska hay una transición entre dos mundos sonoros. Como punto de partida tenemos un plano que refleja la parte aparentemente visible de los personajes. Un ambiente sórdido que expone a la mujer como un objeto a un mundo de explotación no solo en el ámbito de la prostitución, sino también en el reflejo de las grandes marcas comerciales que obligan muchas veces a mantener unos cánones estéticos rígidos y sexistas. Pero por el otro lado se muestra el miedo, la decepción, la fortaleza y el amor que se encuentran en las tres generaciones de mujeres que conforman la trama argumentativa de la obra. Y en ese contraste surgen interrogantes ante los que no podemos permanecer impasibles.
Durante estos meses de trabajo con el resto del equipo, ¿cómo ha sido el proceso de composición?
Antes que nada mucho trabajo en equipo, fundamentalmente con el director, Óscar Pastor, y con la coreógrafa, Chus de la Cruz. A lo largo de cuatro meses de montaje escénico ha habido una constante evolución hasta lograr el lenguaje que mejor reflejaba la idea de la obra. Finalmente se han sintetizado conceptos de música comercial con otros más experimentales, dando lugar a un conjunto de piezas híbridas formadas por música electrónica e instrumentos de cuerda y sus posibilidades sonoras. El director tenía una idea clara sobre cómo construir la puesta en escena y del peso que quería dar al movimiento y al sonido para desarrollar el texto. Eso ha sido fundamental.
Has compuesto música para orquesta, arreglos musicales, piezas para audiovisuales, musicales… ¿Hay grandes diferencias entre componer una música para teatro y hacerlo para orquesta o cine?
La diferencia con la creación de otras obras ya sean de concierto o para otros medios audiovisuales, en este caso concreto, es precisamente la poética del texto y lo condensada que tenía la información. De alguna forma ha sido un trabajo de desarmar el texto, analizarlo y lograr ver todo su potencial. Ha sido un gran reto para componer una música en constante cambio debido a las nuevas ideas que iban surgiendo a lo largo de este proceso y necesidad de adaptar el resultado a una puesta en escena concreta. Por ello opté componer sin partitura.
¿Componer sin partitura?
Si, es un método que da la libertad creativa y la rapidez suficiente como para tener un resultado lo más inmediato posible, ver cómo funciona en los ensayos, y posteriormente lo traslado al papel para fijarlo. A partir de ahí las piezas iban surgiendo y acoplándose a los distintos “momentos” o escenas con música. No quiere decir que no componga nunca sin partitura, de hecho estoy trabajando un musical en el cual si la estoy empleando. Lo único que hay que tener claro es en qué situaciones hay que emplear un método y en cuáles otro, puesto que cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes. Y en el caso de Matrioska la estética de la puesta en escena fue evolucionando desde el primer día y ello requería un cambio constante en el concepto musical. Ello requirió tener nueva música casi todas las semanas por lo que no daba tiempo a plantear sumergirse en la escritura de una partitura. En los ensayos experimentábamos modificando parámetros de las piezas que llevábamos para ajustarlas a la escena lo máximo posible. El aporte que Oscar Pastor y Chus de la Cruz fue determinante a la hora de optar por el uso de instrumentos de cuerda y elementos electrónicos.
¿Cuánto hay de realidad en esa idea romántica del compositor clásico?
Bueno, la idea de compositor en sí no ha cambiado. Lo que ha podido cambiar desde la imagen romántica del compositor que la gente tiene es el continente, todo lo que rodea a su figura. El compositor de hoy en día, a raíz de los grandes medios de comunicación de masas, puede parecer a veces poco visible pero igual de necesario que siempre. La gente puede estar escuchando cualquier tipo de música en una gran variedad de plataformas como Youtube o Spotify y no pararse a pensar en el proceso de trabajo que ha llevado componer dicha pieza. Ser compositor, al igual que otras profesiones, ha evolucionado de tal manera que ahora, junto con el desarrollo de la tecnología podamos trabajar en nuestra casa todo el proceso de creación: desde la escritura de la partitura (si procede) hasta la obtención del sonido. Y en mi caso particular me encuentro especialmente cómodo trabajando con todas las nuevas herramientas que la tecnología nos ofrece. El compositor sigue ahí, haciendo música ya sea pop, rock , de concierto, vanguardista o de cine. Lo que pasa es que puede hacer también de productor musical o arreglista de temas conocidos.
¿Son las grandes orquestas un producto en vías de extinción?
En absoluto. El mundo de la música orquestal en directo (con instrumentistas reales) y el mundo de los instrumentos digitales coexisten perfectamente. Existen conciertos en los que orquesta y ordenador interactúan dando lugar a sonoridades excepcionales. En el mundo audiovisual la decisión de emplear músicos en una grabación depende del criterio del compositor y en la mayoría de veces del presupuesto que se disponga. Hoy en día es posible tener bandas sonoras originales por una fracción de lo que costaba hace sólo una década. Matrioska es un bien ejemplo de cómo hay espacio para la música original incluso en obras teatrales de circuito off. Ahora podemos componer música directamente desde el ordenador evitando (si no podemos disponer) el empleo de una orquesta física.
¿Qué tipo de música escuchas?
Si te gusta la música, te gusta en todas sus formas. Procuro escuchar todo tipo de músicas y entender su idea para luego poder trasladarlo a mi lenguaje. De algún modo todo lo que escuchamos incluye y de un modo u otro en la escritura, pero siempre hay obras que te marcan y sientes que de alguna manera u otra te identificas con su idea. Por ejemplo «El Moldava» de Biedrich Smetana o algunas de las sinfonías de Beethoven; el concierto para 4 pianos de Bach, o de este siglo pasado «Las confesiones de Isobel Gowdie» de James Macmillan. También me gustan el folk y canciones de Joshua Radin o Joe Purdy, entre otros muchos.
¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
Acabamos de estrenar Matrioska y creo que tendrá recorrido y merece la pena disfrutar del trabajo realizado. Estoy trabajando también en unos arreglos para orquesta sinfónica y coro de música de películas Disney que van a interpretarse en el Auditorio Nacional de Madrid a cargo de la JOCSMAB (Joven Orquesta y Coro Santa María la Blanca), y finalizando la música para la adaptación teatral de la novela Misery.