Laura Hernández y Sandra Martino son dos chicas de tan solo 22 y 24 años que han conseguido hacerse un nombre en el mundo de los complementos. Cuando les preguntamos sobre cómo nace Guillermmina, se miran entre ellas y con ilusión nos cuentan que “de un sueño”.
Ambas supieron siempre que acabarían siendo empresarias y no fue hasta que se conocieron que no se lanzaron al mundo de la moda. En un principio se plantearon crear una marca de ropa, pero esto suponía una inversión mayor y una dedicación que no podían permitirse. Estaban cursando sus estudios universitarios y tenían muy claro cuáles eran sus prioridades. Fue entonces cuando lo vieron claro: el diseño de complementos.
Sandra y Laura no solo han conseguido con Guillermmina crear una marca de joyas, sino que con cada una de sus piezas ellas transmiten ilusión, trabajo y optimismo. Su evolución ha sido progresiva, comenzando a vender prácticamente por el “boca a boca” hasta llegar, en cuestión de meses, a verse completamente obligadas a lanzar su web, ya que su bandeja de entrada se encontraba cada día desbordada de pedidos, algo que les suponía muchísimo trabajo.
Ellas mismas crearon su web con la que han ganado “confianza y seriedad”, afirmaba Laura. El hecho de crear ellas mismas su propia web no fue por ahorrarse el pagar a un programador, sino que han cuidado con tanto mimo cada detalle de la empresa que necesitan ser ellas mismas quienes controlen cada pequeño paso que dan.
Tanto Laura como Sandra tienen sus trabajos ajenos a Guillermina, Laura trabaja como socióloga en un importante atelier de moda en Madrid y Sandra en el departamento de recursos humanos de una gran empresa también.
A la hora de hablar de su cliente ideal Sandra nos confiesa: “para nosotras, nuestro verdadero éxito no reside en tener un millón de pedidos, sino en que nuestros clientes repitan, que confíen en nosotras incluso llegando a pedirnos asesoramiento a la hora de hacer un regalo de Guillermmina”.
Cuando hacen balance de todo lo que han conseguido en tan solo dos años lo que más aprecian es la conexión con sus clientes, “han confiado en nosotras cuando no éramos nada y ahora que hemos crecido nos valoran aún más, es eso lo que nos hace no querer abandonar nunca nuestra marca, y sacar el tiempo de donde a veces no lo hay” nos cuenta Sandra emocionada.
Guillermmina no es una marca cualquiera, ellas no solo venden piezas de bisutería sino que consiguen transmitir e introducir al propio cliente en la marca para que se sienta parte de ella, algo en lo que su lanzamiento de web ha favorecido mucho junto con el cuidadísimo trato que ejercen sobre sus pedidos. Además, sus redes sociales son una fuente de inspiración constante.
Laura y Sandra demuestran cada día que no existen sueños demasiado grandes ni inalcanzables, que con trabajo, esfuerzo y pasión todo es posible.