La calle Princesa es una de las vías más conocidas de Madrid por su carácter claramente comercial, considerada entre los madrileños, la hermana pequeña de la Gran Vía, sus 1,3 kilómetros son un homenaje a una princesa admirada por el pueblo.
El origen de esta madrileña calle data del año 1865 cuando la infanta Isabel de Borbón y Borbón, más conocida como la Chata se convirtió en dos ocasiones en princesa de Asturias. La Infanta Isabel fue una gran mujer carismática y querida capaz de mezclarse entre el pueblo como una más y ganarse el cariño y la admiración de todos.
Aficionada a las verbenas y a las corridas de toros, la Chata perdió a su madre, Isabel II, en un atentado en la Basílica de Atocha cuando fue apuñalada por el cura Martín Merino. Tan querida era por el pueblo madrileña que cuando se proclamó la II República, la Chata fue al único miembro de la familia Borbón a la que no se invitó a abandonar el país. Aun así, Isabel de Borbón optó por no abandonar a su familia y exiliarse a Francia donde a las 5 días murió, por causas naturales.
Isabel de Borbón cuenta en la actualidad con otros dos monumentos levantadas en su honor. Uno en el Paseo de Rosales y otro en la Granja de San Ildefonso. Aunque ninguno tan importante como esta céntrica calle de Madrid.