Ahora que las temperaturas invitan a pasear por Madrid, desde Madrid es Noticia te sugerimos dar un paseo por, seguramente, la calle más característica de nuestra ciudad: La Gran Vía.
La Gran Vía comienza en la calle de Alcalá y termina en la Plaza de España, con una longitud total de casi un kilómetro y medio.
A lo largo de esta histórica y conocida vía (sobre un libreto de Felipe Pérez y González los Maestros Chueca y Valverde le dedicaron una zarzuela) encontrarás numerosas tiendas que pertenecen a las principales firmas de moda, y una variada oferta hotelera y de restauración. Pero seguramente sea su oferta de ocio la que la haga tan singular (hay otras zonas de Madrid igualmente comerciales y gastronómicas), pero sólo la Gran Vía ofrece casi “puerta con puerta” una elevada oferta de espectáculos musicales que trata de recordar a Broadway, si bien a otra escala.
La transformación de la Gran Vía es permanente y los numerosos cines que se encontraban en ella han ido convirtiéndose paulatinamente en modernos teatros. Los locales de tiendas tradicionales han sido sustituidos por grandes firmas comerciales que han cuidado la estética de sus negocios, bien respetando los edificios originales al máximo, o bien dotándolos de características singulares que convierten las compras en esa zona en algo especial.
La amplia oferta de ocio y hotelera permiten que la Gran Vía nos ofrezca una visión curiosa: el incesante ir y venir de gente de lo más variopinto. Observar cómo la gente se va agrupando para cruzar un semáforo es un interesante ejercicio en sí mismo. Se mezclan quienes llevan sus entradas en la mano y con prisa aguardan el “verde” para no llegar tarde a su espectáculo; quienes deambulan y pasean tranquilamente por la calle; quienes llenos de bolsas no cesan de entrar y salir de los numerosos comercios que se encuentran allí; quienes buscan una terraza o un sitio para tomar algo; y los numerosos turistas que se alojan en los hoteles de esa zona.
¿Pero cómo ha llegado esta calle a convertirse en lo que es en la actualidad?
A mediados del siglo XIX aunque Madrid era la villa y corte, no lo parecía, y su centro lo conformaban un sinnúmero de callejas estrechas, congestionadas y poco salubres. Es durante el reinado de Isabel II (1833-1868), cuando más reformas se propusieron para la villa, y cuando se empezó a vislumbrar la posibilidad de crear una Gran Vía que abriese una grieta de modernidad en el inalterable y anticuado plano de Madrid.
La decisión de construir la Gran vía, entendida como una calle ancha y elegante aparece en 1862, justo tras la reforma de la Puerta del Sol. Se sucedieron numerosos proyectos e ideas, pero diversos hechos y situaciones impidieron que se pudieran llevar a cabo (uno de los principales motivos fue la ley sobre expropiaciones vigente en aquella época (baste pensar que hubo que demoler casi trescientas casas y que desaparecieron quince calles).
No fue hasta 1898 cuando de nuevo el Ayuntamiento retomó el proyecto, y se lo entregó a José López Sallaberry y Francisco Andrés Octavio, quienes tras modificarlo, entregaron en 1904 el proyecto de lo que hoy conocemos como Gran Vía.
En 1910 se iniciaron los derribos de los solares expropiados. La primera víctima fue la casa del cura de la iglesia de San José, en la que Alfonso XIII clavó una piqueta dorada una mañana de abril. Las obras habían empezado en 1904 y finalizaron ¡en 1954!. Casi cien años para construir una calle son muchos años, pero en Madrid los cambios son siempre muy mal asumidos, y la Gran Vía era un cambio muy grande.
Hoy podemos disfrutar de una moderna y bulliciosa avenida, que nos ofrece múltiples alternativas para el ocio ¿te la vas a perder?