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La primavera llega a Madrid: un paseo por la Quinta de los Molinos

La primavera es impaciente en Madrid y reclama ya su tiempo de manera sutil. Los madrileños saben dónde pueden acudir a disfrutar de su llegada, la Quinta de los Molinos

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Aunque aún hace frío, se nota que los días avanzan. La luz se queda más tiempo con nosotros y el calor del sol de marzo ya contrarresta al viento gélido que de vez en cuando baja desde las cumbres de la Sierra del Guadarrama.

La primavera es impaciente en Madrid y reclama ya su tiempo de manera sutil. Y los madrileños saben dónde pueden acudir a disfrutar de su llegada. Uno de esos lugares es la Quinta de los Molinos. Este parque no es tan conocido como el del Retiro, y está más alejado del centro, pero es un rincón ideal para pasearse bajo los almendros en flor. Para llegar hasta él hay que seguir hasta casi el final de la calle más larga de Madrid, la calle Alcalá.

La Quinta de los Molinos es un parque histórico declarado Bien de Interés Cultural en el Plan de Ordenación Urbana de Madrid en 1997. La finca fue en un principio propiedad del Conde Torres Arias, pero en 1920, el Conde regala su propiedad al Arquitecto Valenciano Cesar Cort Botí, que cambió el concepto de la finca, llevándose a la calle Alcalá parte de la esencia mediterránea que tanto le recordaba a su tierra natal, dando lugar al origen del parque que hoy conocemos. Este arquitecto fue una figura bastante importante en el urbanismo de Madrid en las décadas de los años 20 a los años 40, ya que fue el primer catedrático de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura y un visionario con el crecimiento de la ciudad. Aunque también fue un personaje excéntrico. Sus herederos cedieron gran parte de la finca al Ayuntamiento de Madrid en 1982.

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Hoy en día podemos disfrutar de este espacio con grandes extensiones de arbolado, donde nos podemos encontrar olivos, pinos eucaliptos, mimosas y otras especies, aunque el protagonista es el almendro. Entre febrero y marzo la primavera explota en la Quinta de los Molinos dando lugar a un bello espectáculo. En la zona norte donde el jardín adquiere un carácter paisajístico romántico, se encuentran la mayoría de arquitecturas que acompañan al jardín, Como el Palacio y la Casa del Reloj. Este conjunto sirve de buen ejemplo para ver el estilo de la arquitectura racionalista madrileña de principios del siglo XX. Una arquitectura sobria, de volúmenes limpios y de componente funcional que tanto defendió Le Corbusier.

Otro de los elementos que sin duda sorprende al visitante tiene que ver con el nombre de la Quinta, los molinos. Para sustraer el agua de las albercas y pozos que regaban el parque, Cort trajo a la finca dos molinos de Estados Unidos. Los molinos son conocidos como el Molino de la Casa del Reloj y el Molino del Palacio de la Rosaleda. El Ayuntamiento de Madrid decidió restaurar los molinos y recuperarlos en el año 2009, con una función divulgativa y educativa sobre la historia del parque.

La Quinta de los Molinos es en ésta época un lugar para relajarse y disfrutar bajo los almendros del olor de las flores, de un paseo tranquilo, de una buena conversación, o deleitarse con las composiciones fotográficas. Un lugar para esperar la primavera.

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