En el ordenamiento constitucional español, la moción de censura presentada contra un Gobierno tiene carácter constructivo, esto es que al mismo tiempo que constituye una desautorización al gobierno preexistente, si se aprueba, designa automáticamente a un nuevo presidente del gobierno. En un mismo acto jurídico-político se censura a un gobierno y se inviste a otro nuevo.
Es pertinente recordar la esencia del instrumento político de la moción de censura para poder entender por qué el uso que hace Podemos de ella no se ajusta a su naturaleza.
Todavía podríamos admitir la parte de ejercicio legítimo de crítica –censura- política que, en su labor de control al gobierno, puede realizar cualquier grupo político, entre ellos Podemos, y para ello hay numerosos instrumentos, como las sesiones de control al gobierno, etc. Sin embargo, resulta ilegítimo utilizar un instrumento como la moción de censura a sabiendas de que no triunfará, porque el propósito de esta figura jurídica es que sea capaz de conformar una alternativa y por tanto constituir un nuevo gobierno.
Como esta posibilidad no existe, ya que los grupos Socialista y de Ciudadanos han manifestado ya su oposición a la moción, la presentación supone un uso ilegítimo, para el que no está diseñada una figura jurídica de esta importancia y por tanto constituye un abuso que solo tiene como objetivo intentar desgastar al gobierno del Partido Popular.
Podemos se está distinguiendo tanto a nivel autonómico como a nivel nacional por hacer una política de brocha gorda, sin equilibrio ni proporcionalidad, por utilizar instituciones e instrumentos jurídico-políticos para fines distintos a aquellos para los cuales fueron concebidos. Utilizar un instrumento de la envergadura de la moción de censura contra el gobierno actual del Partido Popular en Madrid en un momento en que la situación política y económica es positiva y está mejorando según marcan todos los indicadores, esgrimiendo argumentos contra gobiernos anteriores y sin la conformidad de los grupos políticos que se requieren para que prospere es una irresponsabilidad y un ejercicio disparatado de la acción política.
Pero es que además Podemos, en su precipitación y atolondramiento, olvida que en la moción de censura se pone el foco sobre el candidato y el partido proponente, con el fin de contrastar su idoneidad y capacitación para formar un gobierno alternativo. Y aquí estriba el grave error de Podemos en la presentación de esta moción de censura porque si apenas aciertan a la hora de criticar la acción de gobierno, lo que resulta evidente es que es incapaz de armar un programa de gobierno, como se ha podido comprobar en el reciente debate de Presupuestos, donde han sido incapaces de contraponer al gobierno de la Comunidad de Madrid no ya un programa global, sino líneas de actuación coherentes por las distintas áreas de gobierno.
Podemos se va a ver obligado, por tanto, a improvisar de forma desordenada un programa, y aquí es donde vamos a comprobar no solo sus contradicciones, sino sus vacíos. Tendrán que explicarnos cómo se incrementa el gasto sin aumentar la deuda y sin subir impuestos (o subiéndolos, porque hay tantas posturas como portavoces). Tendrán que explicarnos cómo se puede incumplir el déficit y por tanto incumplir la Ley de Estabilización del año 2012, sin salirnos del Euro. Y todo ello con la limitación de la financiación autonómica que, diseñada por el último gobierno socialista, perjudica a la Comunidad de Madrid, que es la que más capacidad de financiación tiene.
Precisamente por esto, estoy convencido de que la moción de censura se volverá contra Podemos como un boomerang. Lo que ha nacido como un ejemplo de uso temerario de un instrumento político a la postre puede tener la virtualidad de convertirse en una extraordinaria ocasión para que los madrileños puedan comparar dos modelos: uno, el de Podemos, apenas certero para la crítica, pero incapaz de armar un programa que promueva el desarrollo económico y garantice el estado del bienestar de los madrileños, y el otro, el modelo del Partido Popular, que en los casi dos años de gobierno de Cristina Cifuentes, con las ideas y los objetivos bien claros, genera certidumbre y confianza en los ciudadanos y en los agentes económicos, y que permite a nuestra Comunidad bajar los impuestos para crecer económicamente y crear empleo por encima de la media nacional asegurando así unos servicios públicos de calidad para todos los madrileños.