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Elvis & Nixon: Dos hombres y dos destinos a la fama

Elvis Nixon, son emblemas del mundo de la política y la canción, querido y vilipendiado, presidente o mito... Elvis Nixon, son emblemas del mundo de la política.

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La época de los sesenta en el mundo, pasaban por un compleja etapa de movimientos multitudinarios y un relevo generacional con otras inquietudes políticas o aptitudes, respecto a los principales problemas sociales. Los aficionados abandonaban a las leyendas de la música de otras décadas y empezaban a seguir a nuevos cantantes y grupos. Pero, un hombre, cantante y actor, continuaba siendo relevante en el mundo con su fusión del sonido country y el blues, ofreciendo una cara diferente a su pasado como estrella del rock&roll o rockabilly.

Personalmente, jamás llegaría a pensar que aquel chico de caderas cimbreantes convertido en mito, destacaría por otro motivo fuera de su carrera profesional, como sus adicciones, el sobrepeso o el enigma que le envolvió hacia el ocaso de su carrera y, por supuesto, su fallecimiento en el baño de su mansión en Memphis a los 42 años… Como tampoco adiviné que, hoy, se podría rodar una película sobre Elvis Presley sin escuchar alguno de sus éxitos millonarios o aquellas canciones que forman parte de la vida de millones de seguidores en el planeta, en una banda sonora con El Rey, sobre y aparte de la reconocida estrella mundial.

Sin embargo, es imposible desprenderse de su genial aura o difundir alguno de  sus escarceos privados, contactos con otras personalidades de la época o cuchichear sobre sus divagaciones personales alrededor de otras materias a parte de su música o su polémica vida privada. Porque la estela de Elvis sobrepasa cualquier limitación fuera de las relaciones con la prensa, la política o asuntos familiares, transformando una circunstancia de su vida en un hecho determinante para ser contado al mundo. 

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Igualmente, no podía imaginar que un magnífico actor como Michael Shannon, se pudiera meter en su piel rockera del mito antes de la devaluación de su figura (que no de su fuerza vocal) e identificarse físicamente con gesticulaciones del personaje más excéntrico y con una derivada ideológica. 

Cuando la persona aparece bajo el prisma de su personalidad y opinión personal, sin mover su pelvis fuera de los escenarios o volcando su mente en otros asuntos no tan próximos a un rey del Rock&Roll. Por supuesto, Mr. Shannon lo ha conseguido con creces en la película Elvis & Nixon, reproduciendo con su desparpajo habitual y calidad interpretativa, un simpático episodio en la vida real del cantante junto al presidente de los Estados Unidos de América.

Elvis & Nixon es una simple anécdota dentro de la ajetreada vida de Mr. «E», aparentemente. Aunque su relevancia histórica se eleve sobre la materia tratada o el reflejo de sus distintas personalidades, cuando el singular cantante se desplazase de vuelta a los escenarios, o desde su enorme y lujosa finca de Graceland, hasta la capital de la nación para reunirse con Richard Nixon en la Casablanca. Se establece un curioso (y entonces enigmático) contacto, sobre todo en los términos sociales que se produjo en 1970, tras el fatídico episodio del Watergate y la guerra de Vietnam en 1968, acercándose a una misión descabellada y secreta, pues … Elvis quiere ser un espía encubierto del gobierno USA.

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25 años después de aquella charla imposible, la directora Liza Johnson (Return) cuenta de manera extravagante y poco discreta, los extraños pensamientos de Elvis Aaron Presley en aquellos instantes, imperturbable y comprometido con una causa como la pérdida de valores de una generación o, contra aquellos males que, según él mismo, comprometían la integridad o afectaban a la juventud norteamericana. Principalmente, la idea revolucionaria o contestataria, el consumo de sustancias ilegales o la vuelta a casa de jóvenes soldados que sufrirían las consecuencias psicosomáticas y físicas, ante un terrible enfrentamiento bélico.

Muchachos y daños colaterales, revolvieron la sangre a muchos, y el mito aceleró el paso hacia la Casablanca con el almibarado color de una simpática caricatura, transformando la leyenda en una singular anécdota con el presidente Nixon. Este interpretado por un eficaz, orondo y divertidamente disperso Kevin Spacey (sigue con House of Cards y le veremos junto a Emma Roberts en Billionaire Boys Club), a la hora del choque de excentricidades contrapuestas o su propia soberbia, repletas de dudas personales que le llevarían a ser acusado de corrupción política y conspiración, e incluso inhabilitado como abogado de profesión . Elvis y Nixon en aquellos momentos dramáticos entre dos generaciones, eran dos jefes (casi capos), que habitaban en sus propios universos desde el ascenso desde abajo, como hijo de aparcero uno y el otro humilde cuáquero, dos soldados frente a la crítica de los ciudadanos con las acciones de sus dirigentes, la guerra u otras referencias identitarias, que serían las causas que dañarían algunos de los principales estamentos de la nación. 

De ahí, la escalada de voluntades incomodadas ante los hechos contados. Donde la directora se encarama a sus contrapuestas personalidades y necesidades de reconocimiento a distintos niveles, en un lucha desmedida de egos y preferencias como las armas, retratando la versatilidad de los actores protagonistas en el ring histórico y la comicidad implícita tras sus figuras caricaturescas o sus diferentes situaciones ante el mundo en crisis. Y, el comportamiento circunstancial de sus colaboradores, asistentes personales o amigos íntimos, respecto a sus familias , la labor profesional o laboral y la imagen pública.

Elvis & Nixon, son emblemas del mundo de la política y la canción, querido y vilipendiado, presidente o mito, esposos y padres, acusado y adorado… en busca de una realidad de secuencias alucinantes, dentro de un guion rocambolesco (expresado en consonancia) del actor Cary Elwes con el matrimonio Sagal, que apuestan por una caricatura de la memoria, algo desnaturalizada, sobre una banda sonora compuesta por temas famosos, aunque despersonalizados con el mito. 

La película supone la acreditación de dos simpáticas posturas, vistas con el paso del tiempo, aferradas a sus ideales o pensamientos en aquellos días anteriores a la disparatada entrevista y diversas apreciaciones de los asistentes al evento, con menos consecuencias mediáticas que situaciones divertidas. Esto es, nada relevante en la casuística de sus oficios, aunque señalando superficialmente rasgos de sus personalidades con cierta banalización de sus posturas, ideologías o métodos para lograr sus pretensiones, tentando a sus ayudantes o tratando fielmente a sus amigos. En segundo término (no menos interesante), se ven reflejados algunos datos temporales, la intimidad en la lujosa finca y aspectos contradictorios de El Rey, las discrepancias personales o tiranteces con los personajes interpretados por Alex Pettyfer y Johnny Knoxville, o esos equipos de trabajo guiado en la Casablanca, frente a los técnicos personales del Presidente como el divertimento creado por el actor Colin Hanks. Una comparación e incómoda situación para el asistente y el amigo de Mr. «E», o sus familias en la sombra alargada de la leyenda del rock.

La banda sonora del compositor Ed Shearmur, salpicada con grandes temas de la canción moderna, y una cuidada ambientación, curiosamente localizada lejos de las capitales indicadas entre el rock y la política, en el interior de platós creados de New Orleans y Schreveport (en Louisiana) o Los Ángeles. Lo mejor, el montaje dinámico que aligera la carga narrativa y la confusión de ofertas negadas para la entrevista, buscando conferir al curioso encuentro de un suspense o enigmática realidad y, por supuesto, las interpretaciones plenas de humor y oficio. Por cierto, a Mr. Shannon, le veremos en Pottersville con Christina Hendricks y Judy Greer, y la esperada nueva película de Guillermo del Toro titulada The Shape of Water, junto a Doug Jones.

El pequeño cowboy y sus zapatos de gamuza azul, siente el amor tiernamente de sus amigos y familia, como un Rey Criollo sin devolución al remitente. Dos Mentes Sospechosas, como la del viejo Sabueso, «All Shook Up», dirigiendo su carrera hacia un Jailhouse Rock personal, en el guetto de la historia. Aunque diversión cinematográfica… y Viva Las Vegas, he dicho.

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