El Valencia Basket ha tirado de orgullo y de cultura del esfuerzo, como reza su camiseta, este domingo en el Barclaycard Center para empatar (1-1) la serie de las semifinales de los de los play-offs de la Liga Endesa al vencer (89-93) en el segundo encuentro gracias a un brutal acierto exterior con el que noqueó a un Real Madrid, que vivió únicamente del inconformismo de Llull y Nocioni y que remó a contracorriente a lo largo del partido.
Sin el pívot croata Kresimir Loncar, que se perderá el resto de la temporada debido a una lesión en su rodilla que le mantendrá seis semanas de baja, y sin el alero Pau Ribas, baja para este segundo partido de la serie debido a una microrrotura muscular, los pupilos de Carles Durán castigaron al Real Madrid en la pintura y dejan el desarrollo del guion muy abierto.
El pinchazo merengue le impide encarrilar la eliminatoria, la cual se disputa al mejor de cinco encuentros, al ponerse la serie empate a uno. Ambos equipos volverán a verse las caras el próximo martes 9 de junio (21.00 horas) en el Pabellón Fuente de San Luis.
En un inicio marcado por el ida y vuelta constante, Carles Durán rompió la igualdad con la pizarra, potenciando el juego exterior de su equipo y realizando una buena defensa con mucha intensidad en las zonas, una estrategia válida para marcar las diferencias en el primer cuarto.
El buen arranque de Sergio Llull, con 3/4 desde el perímetro, no fue acompañado por una buena defensa merengue, algo que aprovechó Nedovic para echarse al equipo a la espalda y anotar siete puntos consecutivos con los que mandar en el marcador y afligir un severo castigo al Real Madrid (22-31).
Laso, desesperado, no encontraba la tecla con la que hacer reaccionar a su equipo, muy atascado y fallón en el aro. Se encomendó a un Andrés Nocioni que tiró de coraje y optimismo, impulsado por los irregulares rugidos del Barclaycard, para romper un parcial de 2-24 en contra, reduciendo el flujo anotador del conjunto taronja.
La reacción fue insuficiente y el Real Madrid se marchó al descanso con doce puntos por debajo (41-53), al tiempo que el Valencia Basket se permitía el honor de lograr la mejor marca de su historia al descanso en un play-off.
En el segundo periodo, la menor rotación de los valencianos dificultó que mantuvieran la distancia en el electrónico, producto del cansancio por la exigencia de un encuentro muy trabajado. Así las cosas, y motivado por el cúmulo de errores producidos en ambas canastas, el Real Madrid pudo vivir de las rentas y encontró combustible en la técnica a Carles Durán, que pateó el balón con dirección al público como gesto de disconformidad con el criterio arbitral.
Prendió la mecha el público del Palacio de los Deportes y encorajinó a los blancos en señal de remontada. Desbordados por el contexto del partido y los conatos de trifulcas sobre el parqué, el Valencia Basket se hizo pequeño y los merengues echaron el resto para acabar con un triplazo de Llull sobre la bocina con el que reducir la distancia a dos puntos (71-73) al término del tercer cuarto.
La esperada reacción local, con un superlativo Llul desde la línea de 6,75 en los momentos claves, no cogió forma y el Valencia Basket recuperó en el último cuarto el nivel defensivo necesario y el acierto en la pintura para encarar la recta final del partido. En consecuencia, y a falta de cinco minutos, metió un parcial de 0-7 al tiempo que requirió de un tiempo muerto de Pablo Laso para hallar la solución, insuficiente para terminar de dar la vuelta a la tortilla y dar esperanzas a la entidad taronja en la serie.