La Taberna Errante, ubicada en el corazón de La Latina, es el lugar de acogida de gran cantidad de turistas o madrileños que disfrutan del fin de semana. La enorme afluencia de gente hace que sea imprescindible reservar mesa, por si se quiere cenar o comer tranquilamente, sin esperas ni colas.
El ambiente es muy agradable, y los clientes en una gran proporción es gente joven, ya que la mayoría tienen en torno a los veinte años. Para los que quieran tomar algo rápido, pueden hacerlo en la barra.
La Taberna Errante es humilde y acogedora, y cuando el buen tiempo llega a la ciudad suelen sacar un par de mesas en la zona exterior. Probablemente no sea la mejor terraza de Madrid, pero sí es una especie de oasis en el que refrescarse en los días más calurosos, además, desde allí, puede divisarse la cúpula de la Real Basílica de San Francisco el Grande, que es la tercera mayor en diámetro de la Cristiandad.
Esto demuestra que el establecimiento es un lugar acogedor para cualquier hora del año, aunque todavía no se ha hablado de la comida. La guinda del pastel la pone su deliciosa ensalada rusa, que puede degustarse con una generosa tapa. Es recomendable pedirla con un par de cañas. A este tradicional plato se le unen otras estrellas de la casa como son las croquetas y las trufas de morcilla, las cuales están elaboradas con esmero.
Para la temporada de verano, destaca el tiradito de salmón, que está acompañado con salsa de mango y gusto cítrico; también triunfan en el establecimiento los chopitos y anchoas. Asimismo ofrece la oportunidad de degustar los platos de la carta, en formatos más pequeños o de media ración.
En cuanto a platos para compartir, los nuggets son muy recomendables, y de postre, la denominada como la tarta de la leche que es una forma de poner punto y final a una experiencia acogedora y deliciosa.