marzo 27, 2025 3:53 am
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Viajar desde Madrid: Copenhague

Copenhague es uno de los destinos con más estilo. Su delicada belleza, sus calles coloridas repletas de galerías de arte y su eco way of life lo justifican.  Copenhague es uno...

Copenhague es una de las ciudades que mejor promueve el movimiento ‘eco’ de la Tierra: hay más bicis que coches. La vida cultural está a la orden del día y su belleza, a veces tan sutil y fiel a la sobriedad escandinava y otras tan provocativa y demoledora, no le dejará indiferente. Hablamos de la ciudad que se está erigiendo como capital gastronómica de Escandinavia. La de los atardeceres de en sueño y los edificios de colores. Copenhague, ese lugar que ha inspirado tantas canciones y poemas, está a tan sólo tres horas de Madrid y sabemos cómo orientarle para que no se pierda detalle.

El aeropuerto de Copenhague es uno de los que más cerca está del centro de la ciudad. A tan sólo 9 kilómetros. Las opciones más rápidas son el tren y el metro, que cuestan 36 y 30 coronas, respectivamente -5 y 4 euros-. Para elegir compañía hay distintas opciones: con una compañía de bajo costa el billete de ida y vuelta costaría en torno a los 90€ y con una estándar costaría aproximadamente 200€. En lo referente al alojamiento también hay variedad y la relación calidad-precio es bastante buena. Una habitación doble un fin de semana en un hotel de 4 * costaría más o menos 380 € (dos personas) y uno de 3 * estaría en torno a los 200-250€. A través del portal de Airbnb se pueden alquilar apartamentos céntricos a partir de 60€ por noche (precio para dos personas).

DÍA 1

Ya hemos llegado a Copenhague. Es probable que, por cuestiones de horario, llegue a media tarde. Si ha tenido suerte y ha llegado antes del atardecer, lo podrá disfrutar con todos sus sentidos en el puerto de Nyhavn, que conquistará al visitante gracias a su pulcro canal repleto de barquitos de madera. Se recomienda hacer una pausa para contemplar el aura que desprende este lugar, cargado de leyendas de pescadores y sirenas. Siéntese, pídase una Tuborg bien fría en la acogedora terraza del Cap Horn (Nyhavn 21) y si el hambre hace estragos, deje que su paladar se inicie en los smørrebrød, una tostada de pan de centeno con arenques o salmón. Un clásico escandinavo.

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DÍA 2

El desayuno es la comida más importante del día, eso lo sabemos todos. ¿Dónde mejor que en Moller Kaffe para tomarlo? Este local es uno de esos All day breakfast que tanto nos gustan. Sirven desde tostadas de centeno con todo tipo de condimentos -desde mermelada hasta aguacate-, gofres, huevos, bollería… Una delicia.

Cuando tengamos las pilas bien cargadas, deberemos volver a Nyhavn. Habrá que tomar un barquito que en poco más de una recorre gran parte de las cosas-que-tienes-que-ver según tu madre, tu abuela y la vecina del cuarto. Desde la icónica escultura de La Sirenita hasta el edificio de la Bolsa o la espectacular iglesia de Vor Frelsers Kirke. También se advierten otros edificios emblemáticos como el Diamante Negro, que es el anexo de la Biblioteca Real, y la nueva sede de la Ópera, que se encuentra en una isla cercana al puerto. A nuestro regreso, sería aconsejable dar un paseo hacia el norte del canal, llegando a la plaza octogonal en la que nos encontraremos con los fascinantes edificios rococós del palacio de Amalienborg, la residencia de invierno de la reina. No debe perderse lo alto de la Iglesia de Mármol: las vistas lo dejarán maravillado.

Le aconsejamos que coma algo rápido, en el Royal Café, un lugar muy cuco, para que pruebe el smushi, una fusión entre el smørrebrød y el sushi. Después, debería sumergirse en los dos museos más importantes de la ciudad: La National Gallery of Denmark y el Thorvaldsens Museum. El primero atesora la colección más importante del arte danés y flamenco del siglo XVII y el segundo está repleto de esculturas neoclásicas.

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Después de esta ruta de museos, lo mejor será ir a casa, darse una ducha, ponerse guapo y salir a cenar. Copenhague puede presumir de contar con un restaurante que ha sido nombrado hasta en cuatro ocasiones el ‘Mejor Restaurante del Mundo’. Hablamos del Numa, lugar en el que pocos, poquísimos turistas terminan. Si el Numa no le convence, hay otros tantos restaurantes aptos para foodies a un precio que no es prohibitivo. Bordergrade es el local que sembró el rollo foodie y, si no le convence, muy cerca tiene el Pluto, un espacio innovador con unos fogones que se están haciendo cada vez más populares en la ciudad.

¿Qué es un sábado noche sin un buen cocktail y un poco de baile? Para los más tranquilos les recomendamos el Copenhagen Jazzhouse y, si los ánimos están muy arriba, el Culture Box: siempre tiene ambiente.

DÍA 3

El último día del viaje suele ser aquel en que nos agobiemos porque hay cosas que se han quedado en el tintero. Le recomendamos que no vaya a ver cosas porque-hay-que-verlas y que, simplemente, vaya a aquellos lugares que cree que realmente le vayan a interesar. Sino, el último día tendrá que correr, correr, y correr, sin poder hacer ni una sola foto y, además, es probable que no le dé tiempo. Relájese, disfrute. Está de viaje.

Para empezar bien el día alquile una bicicleta. Sólo así podrá recorrer Copenhague como lo haría un auténtico danés. Alquilar una bicicleta cuesta 9€ al día en Københavns Cyklebørs. Desde donde la haya alquilado, diríjase al oeste de la ciudad, a la zona hípster. Le parecerá otro lugar. Si bien mantiene ese toque intemporal del estilo danés, se encontrará con piezas de arte urbano muy atrevidas y transgresoras. Los daneses más brooklyinizados acuden al Granola Bar. Disfrute de su café, sus zumos de frutas y su deliciosa granola handmade.

Los domingos son días de mercado. Eso es así para todos, vivamos en Madrid, Tokio o Plutón. El mercado de Israel Plads cuenta con más de ochenta puestos. Podrá hacerse con una cestita de frutos rojos para la media mañana. A la hora de comer le aconsejamos tomar un smørrebrød de espárragos trigueros y salmón en Hallernes, que es un puesto más dentro de Israel Plads.

Por último, le proponemos una ruta en su bicicleta. Pase por el Rosenborg Castle y diríjase hacia el canal de Nyhavn para pedalear hacia Havnegade, el sur, y, por último, cruzar el nuevo puente sobre Christanshavn e Island Brygge. Podrá tomar un baño en los Harbour Baths o jugar al waterpolo. Finalmente, a su vuelta al centro de la ciudad, le aconsejamos que vaya a Conditori Le Glace para probar una deliciosa sport cake: cremosa nata montada con pedacitos de turrón. Una buena forma de despedirse de Copenhague con buen sabor de boca.

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