Situado en pleno centro de Madrid, la Calle de Manuela Malasaña ha sido testigo de la cultura juvenil de todas las épocas. Pero la historia que la ha convertido en un emblema de la capital que no deja indiferente a nadie.
Manuela Malasaña era una joven que vivía en el barrio de Maravillas, actual barrio de Malasaña al que debe su nombre. De padre francés y madre española, con tan solo 15 años perdió la vida en el famoso levantamiento de las tropas francesas el 2 de mayo de 1808.
La leyenda cuenta que Manuela proporcionaba munición a su padre que, en esos momentos, estaba luchando contra las tropas enemigas. En pleno levantamiento, Manuela fue alcanzada por una bala y murió sin poder hacer nada por su vida.
Pero no sólo hay una única leyenda sobre su muerte. Cuenta otra leyenda que volviendo a casa, unos soldados francesas intentaron aprovecharse de ella. Manuela, para defenderse sacó unas tijeras y fue ejecutada, por esa razón, en la Plaza del Dos de Mayo, cercana a la calle Manuela Malasaña.
Por todo ello, y teniendo en cuenta su corta edad, se convirtió en un ejemplo de valentía y heroicidad llegando a poner su nombre a una de las calles de la capital, que anteriormente llevaba el nombre de su padre.
Y con el tiempo, el nombre da lugar a uno de los barrios donde la tradición y la modernidad se fusionan, epicentro de la movida madrileña y actualmente, barrio de tendencias.