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Las lesiones que provocan los ordenadores y móviles

Habrá que aceptar que también causan problemas e intentar evitarlos o tratarlos si llega el caso. Habrá que aceptar que también causan problemas e intentar evitarlos o...

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No cabe duda que los ordenadores y teléfonos móviles forman ya parte de nuestras vidas y, sin riesgo a equivocarme, no podemos vivir sin ellos. Su utilización comparte por igual nuestro quehacer profesional con nuestras actividades cotidianas. Además, su uso se ha multiplicado exponencialmente, dada su capacidad de función en cualquier lugar donde nos encontremos.

El uso habitual del teclado de ordenador genera mucha patología que se manifiesta en diversas zonas de la mano-muñeca y antebrazo-codo. En la base de todos esos dolores de sobrecarga, como se conocen habitualmente, está la obligada tensión mantenida del antebrazo y la muñeca. Cuando nos ponemos frente al ordenador, aplicamos nuestros dedos sobre el teclado y los movemos de forma rápida y precisa. Sin embargo, es el codo y la muñeca los que permanecen tensos por la necesaria contracción de los músculos flexores y extensores largos.

Esta contracción también se genera con el uso del ratón. La tensión mantenida provoca contractura muscular, también mantenida, que con el tiempo se hace dolorosa. Los lugares típicos de ese dolor son la cara externa del codo y en su unión con el antebrazo.

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Llega un momento en el que la fatiga muscular y el dolor impiden continuar y uno se ve obligado a dejar de escribir. Si esto se perpetúa, el dolor se cronifica y se afianza, siendo cada vez más difícil de solucionar.

Otra zona habitual de dolor es el dorso de la muñeca. La sensación de rigidez es típica en estos casos y, frecuentemente, se asocia a inflamación. El control preciso del teclado o del ratón se pierde paulatinamente y, especialmente, cuando aparecen las llamadas contracturas miotónicas, o sea, dedos que se agarrotan. En esta fase la musculatura digital se contrae de forma incontrolada y el problema está servido.
Para que esto no suceda es necesaria la prevención.

Desgraciadamente todos estamos sometidos a una presión laboral que a veces impide tomar la primera medida: no pasarse en el tiempo de uso. La posición cómoda de los antebrazos es clave, y está en relación directa con la altura del plano de la mesa y de la silla de trabajo. Uno debe saber hasta dónde puede llegar y no pasarse.

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A pesar de que somos capaces de casi todo, nuestras manos no se hicieron para teclear o tocar un instrumento musical, por poner un ejemplo, 10 horas al día. En caso de empezar el dolor en el codo o la muñeca, la lógica dicta que es necesario establecer periodos de descanso y aplicar calor seco. Si existe dolor agudo, el frío es el remedio.

Una vez conocida nuestra problemática, estas medidas suelen ser útiles en la mayoría de los casos. Cuando el dolor persiste, el tratamiento relajante muscular a base de fisioterapia o terapia física antiinflamatoria se impone. Aquí ya se hace necesaria la intervención de un profesional que añada su saber hacer a lo mencionado anteriormente. En ocasiones en necesario recabar información de un traumatólogo. Los parches analgésicos transcutáneos en el codo o las muñequeras de soporte son útiles en la mayoría de los casos.

¿Qué decir de los teléfonos móviles? Hay mucha leyenda urbana al respecto. Tan frecuentes
 son las consultas por problemas derivados del uso de ordenadores, como excepcionales las relativas a los móviles.

Todos hemos oído de las tendinitis del pulgar. No recuerdo haber visto ninguna en mi consulta de patología de la mano directamente relacionada con el uso, incluso compulsivo, de móviles. Sin embargo, no es excepcional que los dedos anular y meñique se duerman cuando se flexionan los codos en demasía. La flexión mantenida del codo por encima de 90º genera una elongación y consecuente disminución del riego sanguíneo del nervio cubital en el codo, lo que hace que sus fibras se irriten. La prevención es fácil: procurar utilizar el móvil a cierta distancia para evitar la flexión del codo.

Es evidente que los ordenadores y teléfonos móviles son ya parte de nosotros, casi un nuevo apéndice tecnológico, imprescindible en nuestras vidas. Habrá que aceptar que también causan problemas e intentar evitarlos o tratarlos si llega el caso.

El Dr. Juan González del Pino es el Director del Instituto de la Mano del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

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