Muchas personas han cambiado las ciudades por los municipios en el campo para huir de problemas como el estrés, pero también con el fin de cuidar su salud y evitar la contaminación. Sin embargo, lo cierto es que no existen estudios científicos que evidencien que vivir en el campo es más sano que en la ciudad.
Hay que tener en cuenta que depende de la ciudad y de la zona rural que elijamos. Asimismo, a salud no se refiere únicamente a la salud física, sino también a la mental, por lo que en este sentido influyen numerosos factores como el pasado de una persona, su ocupación laboral o sus aficiones.
LOS ESPACIOS VERDES TIENDEN A SER MÁS SALUDABLES
Para quienes viven en la urbe, los espacios verdes son más saludables, en la medida en que hay menor contaminación tanto atmosférica como acústica y lumínica. En estas áreas hay presencia de árboles que ayudan a limpiar el aire que respiramos y hay menos habitantes, por lo que el impacto humano suele ser menor.
Por otro lado, según varios estudios los espacios verdes favorecen la práctica de actividades físicas y sociales. Además, la naturaleza reduce los niveles de estrés y permite encontrar más espacios de paz y tranquilidad. Cuando caminamos junto a árboles el ritmo cardiaco y la presión sanguínea tienden a bajar.
VIVIR EN EL CAMPO TAMBIÉN TIENE INCONVENIENTES PARA LA SALUD
Sin embargo, según los estudios demográficos, las personas que viven en las ciudades tienden a padecer menos enfermedades como el sobrepeso y la obesidad, además el riesgo de suicidio es menor y, en general, viven más años. La vida en el campo tiende a ser más sedentaria, ya que todo se encuentra a menor distancia que en la ciudad, además los trabajos que suelen desempeñarse con aquellos en los que se registran más accidentes laborales.
Es importante saber a qué zona de campo nos referimos, hay regiones en las que existen grandes polígonos industriales o fábricas que generan mayor contaminación incluso que en las ciudades. Igualmente ocurre con el aire contaminante que provocan los incendios, que se producen con mayor facilidad en las zonas rurales.
En cuanto a la vida en la montaña cabe destacar que hay un mayor riesgo de sufrir enfermedades pulmonares, además las comunicaciones suelen ser complejas y la atención sanitaria en muchos casos es escasa. Los servicios también tienden a ser limitados y llevar a cabo una rutina normal puede convertirse en una tarea compleja.