El índice de envejecimiento de la Comunidad de Madrid se sitúa en un 105,9 por ciento, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) que han sido recogidos por la Fundación Adecco, que ha realizado un análisis avisando de esta tendencia «imparable».
Adecco ha explicado que, concretamente, en los últimos años, «está aumentando» la tasa de envejecimiento «a un ritmo de 2 puntos porcentuales por cada ejercicio», lo que permite «inferir un horizonte social y laboral cada vez más envejecido».
Por Comunidades Autónomas, lidera el ranking de envejecimiento Asturias, con un índice del 214 por ciento (214 mayores por cada 100 menores de 16), seguida de Galicia (195,2 por ciento) y Castilla León (193,5 por ciento).
A estas le sigue Cantabria, con un índice del 149,7 por ciento; País Vasco, con 147,4 por ciento, Aragón, 142,3 por ciento; Extremadura, con 137,5 por ciento; Rioja, con 133,4 por ciento, la Comunitat Valenciana 120,4 por ciento; la Comunidad Foral Navarra, 118 por ciento.
Asimismo, Castilla-La Mancha, un 115,7 por ciento; Cataluña, un 113,6 por ciento; Canarias, un 109,9 por ciento; la Comunidad de Madrid, un 105,9 por ciento; Andalucía, un 98,6 por ciento; Baleares, un 97,9 por ciento; Murcia, 84,3 por ciento, Ceuta, 52,9 por ciento y Melilla, un 41,1 por ciento.
Según Adecco, el aumento de la esperanza de vida y la disminución de la tasa de natalidad «son los principales causantes de esta realidad». De hecho, se calcula que en 2030 «los mayores de 65 supondrán el 30 por ciento de la población, frente al 18 por ciento actual».
Según el director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero, «la relación cotizante-pensionista es actualmente de 2,2, considerándose una ecuación sostenible a partir de 2,5 contribuyentes por cada jubilado».»Si continúa esta tendencia, para 2052 se estima que, por cada persona inactiva, habrá poco más de una persona trabajando, lo que sin duda pone en peligro la sostenibilidad de nuestro sistema», ha alertado.
Ante esta realidad, Mesonero ha señalado que «urge tomar medidas que frenen los efectos de este envejecimiento imparable» como «alcanzar acuerdos de Estado y dedicar un mayor porcentaje del PIB a la familia, impulsar políticas activas contra la discriminación por la razón de edad, sensibilizar al tejido empresarial para que apueste por la fuerza laboral senior, y empoderar a los demandantes de empleo de más edad para que adquieran herramientas clave que les permitan competir en el mercado del siglo XXI».
