El motor ‘senior’ en tiempos revueltos

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Junio se estrena en “tiempos revueltos”. Con el inesperado y fulminante cambio de Gobierno, garantizar la estabilidad económica será tarea prioritaria para el nuevo Ejecutivo: es la única vía para restituir la confianza de los ciudadanos en la democracia y en sus instituciones.

En medio de este contexto político, marcado por la pluralidad de visiones, hemos conocido las últimas cifras del paro, que ya acarician los tiempos precrisis:  360.760 personas activas que buscan empleo en Madrid, la mejor cifra desde 2008.

Los números se parecen mucho a los de hace una década; sin embargo, hay algo muy diferente y llamativo: el peso de los seniors. Si en 2008 los mayores de 45 años representaban el 20% del total de personas activas que buscan empleo en la capital, hoy la cifra se duplica al 40%. Con la entrada de la generación baby boom a esta franja de edad, y en un país que envejece a pasos agigantados, parece complicado que esta proporción deje de crecer.

Hasta ahí los datos objetivos. A continuación, mi reflexión: los mayores son y van a ser un motor imprescindible para la buena marcha de nuestra economía. Ellos, que tanto aportaron al país hace una o 2 décadas no pueden ser excluidos ahora. Dejarles en la estacada no sería de recibo, pero además, sobran los motivos para explicar que son indispensables para el mantenimiento de nuestro Estado del Bienestar. Sus competencias, a menudo intrínsecas -experiencia, madurez, templanza o control emocional- serán cruciales en estos tiempos convulsos, y ponerlas en valor ha de ser un asunto de Estado, independientemente del partido político que esté al mando.

Con la natalidad más baja de todos los tiempos y con la esperanza de vida en máximos históricos, el único camino certero es erradicar la obsoleta discriminación laboral a la que se enfrentan. Permitir que se perpetúen los prejuicios y estereotipos, que tanto les alejan del empleo, es un peligroso contrasentido; por el contrario, empoderarles y apostar por ellos es avanzar hacia una sociedad madura, competitiva y consecuente.

Por tanto, e ideologías aparte, sólo espero que el Gobierno que esté al mando no se conforme con el descenso del paro, sino que priorice el acceso de los seniors al empleo, garantizando que puedan convivir con los más jóvenes, una fuerza laboral tan igualmente necesaria. Pues nadie, absolutamente nadie, sobra en nuestro mercado.

Un último apunte: para lograrlo, habrá que trabajar conjunta y coordinadamente con las empresas, conociendo, de manera profesional, sus necesidades a medio y largo plazo. Sin su compromiso y sensibilización, todo esfuerzo es baladí.

Francisco Mesonero
Director General Fundación Adecco

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