Isco está atravesando su peor momento como madridista desde que llegara procedente del Málaga al Real Madrid en junio de 2013. Desde la marcha de Julen Lopetegui y el nombramiento de Santiago Solari como nuevo técnico madridista, el centrocampista de Arroyo de la Miel ha pasado a un segundo plano siendo suplente, e incluso quedando fuera de la convocatoria en un partido.
La ruptura con el técnico argentino parece clara. A Solari no le han gustado las formas del malagueño de afrontar su suplencia, e Isco no entiende las razones por las que el entrenador no cuenta con él.
Lo cierto es que esta temporada Isco ha pasado de ser uno de los máximos goleadores en su posición, aunque está lejos de ser un candidato al Pichichi en las mejores apuestas, al contrario que Leo Messi o Luis Suárez con el Barcelona. El caso es que sus técnicos no le exigen demasiado en el plano goleador sino más bien que encuentre soluciones al juego del Real Madrid desde la creación. No obstante, solo ha podido mostrar sus cualidades en un partido completo ante la UD Melilla en Copa del Rey, un rival de Segunda División B.
Y por si fuera poco, en el último partido del Real Madrid en el Santiago Bernabéu se produjo la ruptura definitiva con la grada. El centrocampista falló una ocasión y el público se lo recriminó. Isco, lejos de abstenerse de las críticas, entró al trapo y se encaró con los aficionados, provocando un ambiente de crispación nunca vivido en estos 5 años por el jugador madridista.
Isco Alarcón había sido siempre unos de los jugadores protegidos por el madridismo. Otros como Karim Benzema, Gareth Bale o el propio Cristiano Ronaldo habían sido ya silbados en alguna ocasión, pero el de Arroyo de la Miel había gozado de la protección del público del santuario blanco.
Con este feo gesto, le va a ser difícil revertir la situación, aunque mimbres le sobran al malagueño para volver al buen camino, encontrar su mejor versión futbolística y regalar tardes de buen fútbol al socio madridista.
El entorno del jugador ha salido en defensa de Isco alegando que su gesto fue hacia el juez de área y no hacia la grada, ya que la acción de la discordia acabó en saque de puerta, cuando en realidad el árbitro debería haber señalado saque de esquina, puesto que el centro de Isco tocó en un jugador del CSKA de Moscú.
De cualquier modo, la ruptura con la grada parece definitiva y sólo un puñado de buenas actuaciones del centrocampista, siempre y cuando Solari vuelva a darle oportunidades, podría arreglar la tensa situación en la que se encuentra ahora mismo Isco Alarcón.