Es bien sabido que, al comer por la noche, hay que controlar el consumo de calorías para mantener una buena salud, ya que normalmente no se quemarán después de esta última comida. A pesar de ello, existe el ‘síndrome del comedor nocturno’, que consiste en levantarse después de la cena para devorar alguna comida del frigorífico, generalmente de alto contenido calórico.
EL PELIGRO DE LOS ATRACONES NOCTURNOS
Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid y experta en trastornos alimenticios, expone las razones que se esconden detrás de este hábito: explica que suele surgir en personas que restringen el consumo calórico o de hidratos de carbono durante el día, y que compensan por la noche de forma desproporcionada. Además, señala que este síndrome puede tener consecuencias muy graves a largo plazo.
Esta forma compulsiva de comer se relaciona con otros trastornos más graves como la anorexia y la bulimia, que están causando estragos en la juventud actual. Además, el interrumpir el sueño para comer provoca que las personas que sufren esta dolencia se encuentren cansados y alterados emocionalmente por la mañana.
¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN?
La investigadora señala que las posibles soluciones incluyen técnicas psicoterapéuticas, psicoeducación y tratamiento farmacológico, ya que este mal está asociado a un elevado estrés y a dolencias psicológicas.
Aunque no hay cifras concluyentes sobre el número de afectados en España, se cree que su cifra es más elevada de lo que parece, sobre todo porque hay muchos que reconocen su problema. Según la doctora, el sector de la población más susceptible a esta dolencia son las mujeres con tendencia a la obesidad de entre 40 y 50 años.