Observar paisajes verdosos tiene beneficios para la vista y nos hace más felices.
‘Desconectar para conectar’ es el nuevo mantra en la era de la hiperconexión. Según un estudio publicado el pasado mes de abril por la comparadora de seguros ‘Rastreator’, en España utilizamos de media nuestros smartphones 3 horas y 51 minutos al día. Si le añadimos las horas frente al ordenador que pasamos en la oficina, digamos de media 7 horas, y al menos una horita de televisión o Netflix, rápidamente nos daremos cuenta de que pasamos más de la mitad del día frente a una pantalla.
Son muchos los efectos negativos del abuso de las tecnologías de comunicación, como por ejemplo la alteración del sueño, mayor riesgo a padecer ansiedad o incluso daños a la vista. Hay, para nuestro alivio, muchas maneras de contrarrestar los efectos si le es imposible renunciar a tantas horas de conexión.
Una solución accesible para todos aquellos madrileños que no podemos permitirnos una semana de retiro en paradisíacas playas de Costa Rica o en lo alto del Himalaya, es escaparnos a las verdosas sierras de Madrid.
Desde Madrid es Noticia hemos seleccionado nuestros lugares preferidos para resetearnos.
Braojos de la Sierra
Braojos de la Sierra es una joya situada en el Valle Medio del Lozoya, Sierra Norte de Madrid. Los aficionados a la historia del arte lo reconocerán al instante por su Parroquia de San Vicente Mártir, edificada entre los siglos XV y XVI y después reconstruida bajo estilo Barroco en el XVII.
El entorno que rodea Braojos es ideal para desconectar de su rutina y conectar con la naturaleza. El Ayuntamiento propone distintas rutas en su página web. Para senderistas más expertos recomendamos el ascenso al Puerto de Peña Quemada para caminar durante 22 kilómetros y aprender más de la fauna y flora de la Sierra Norte. Hay opciones más accesibles, como por ejemplo la ¨Ruta de las Fuentes¨ que dista 2 kilómetros y ofrece un recorrido por las fuentes del municipio.
La gastronomía de Braojos no es muy recomendable para vegetarianos. La casa de comidas que más nos llamó la atención fue el Restaurante Ánade Malgache, famoso por su hornos de leña y barro. Entre su surtida carta destacan los judiones de faisán o la ensalada de perdiz roja en escabeche.
Navacerrada
Conocida como ¨la pequeña Suiza¨, la localidad serrana de Navacerrada se presenta como una ilustración de cuento antes los ojos del visitante. Su característico pantano, a los pies del Valle de la Barranca, con la imponente Maliciosa de fondo, es perfecto para dar un paseo cuando cae el atardecer y las aguas se tiñen de los tonos rosáceos del cielo.
Navacerrada ofrece infinitos paseos por las montañas, sea a pie o en bici (también a caballo para los que se atrevan). Uno de los senderos más populares es el ‘Camino Schmid’, que empieza desde el Puerto de Navacerrada, avanzando durante 7 kilómetros por la ladera norte de la cadena montañosa de Siete Picos en dirección al Valle de la Fuenfría hasta el Albergue del club de Montaña del Peñalara.
Además de sus infinitas posibilidades naturales, Navacerrada ofrece una intensa vida cultural y gastronómica. En el núcleo urbano se encuentra la Casa de la Cultura, que cuenta con una amplia programación en cuanto a música y teatro.
Entre los muchos restaurantes establecidos en el municipio, son particularmente populares La Petit Raclette para deleite de los fans de las fondues de queso y la carne de calidad, y Terraza Jardín Felipe, donde tradición e innovación se funden para crear una carta variada donde los productos de calidad son los protagonistas, todo ello amenizado por una exquisita selección de vinos y licores.
Horcajuelo de la Sierra
Horcajuelo de la Sierra se encuentra a aproximadamente 90 kilómetros de la capital y es el lugar perfecto para retirarse, ya que cuenta con tan sólo 88 habitantes. Asentado sobre un cerro bañado por los arroyos Garita y Grande, el municipio forma parte de la mancomunidad de la Sierra del Rincón y está cerca del Macizo de Ayllón.
Llama la atención del visitante la Iglesia de San Nicolás de Bari, de estilo gótico tardío construida en torno al siglo XV con detalles del barroco, como su retablo. Otro lugar de interés es el Museo Etnológico, donde podrá hacerse una idea más clara de las costumbres y tradiciones del lugar.
Alrededor del municipio existen varias sendas para hacer excursiones y relajar los sentidos. Por ejemplo, la ruta que lleva al arroyo de la Garita, rodeada de alisos, fresnos y álamos, en la parte norte de la localidad.
Para disfrutar de la gastronomía del lugar, se recomienda La Posada de Horcajuelo, donde destacan sus carnes a la brasa y El Rincón del Cárabo, que ofrece un menú de una altísima calidad que dejará al comensal deleitado.