Coronavirus global y sindicalismo internacional

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Un fantasma recorre Europa: El fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma.

Qué tiempos aquellos, 

(los del entonces desconocido y hoy olvidado Karl Marx)

en los que la lucha se entablaba clase contra clase y no contra ejércitos bien organizados de zombis mutantes que invaden nuestras células y las ponen en nuestra contra, no es que las clases hayan desaparecido, por más que haya quien se empreñe en convertirnos a todos en empresarios proletarizados,

(autónomos dueños de nuestra bicicleta de reparto y de nuestra fuerza de trabajo a base de cuádriceps, aductores, gemelos)

de hecho, desde los años 70 lo único que han hecho las clases es desplazarse en el imaginario, escondidas bajo la alfombra como si fueran basura barrida por el pasillo y los salones de una nueva cultura a la que unos llaman liberal, otros ultraliberal, neocon, postcapitalista y hasta colaborativa.

Estuvo bien mientras duró. Ha bastado un virus para desmontar el espejismo. No tenemos médicos, personal de enfermería, auxiliares, camas hospitalarias suficientes para contener el impacto. Menos de la mitad de camas por cada 1000 habitantes que Austria, o Francia y poco más de un tercio que los alemanes. La mitad de médicos, la mitad de personal de enfermería.

Por no tener no tenemos respiradores, tests, ni mascarillas. Alguien decidió que estas cosas se debían fabricar en China, o en cualquier otro lugar de Asia. Allí los salarios están tirados y la producción es más barata. Son políticamente países muy estables

(más concretamente dictaduras)

Recuerdo mis tiempos como Secretario General de CCOO en Madrid. Cada vez que Esperanza Aguirre emprendía un viaje, lo hacía rodeada de empresarios madrileños que querían vender a China, comprar a China, fabricar, producir y vender servicios en China. Recuerdo que para ella China pasó de ser un monstruo dictatorial comunista a un ejemplo de capitalismo moderno, un ejemplo, vaya

(ahora también nos invitan a envidiar la capacidad de esa dictadura para combatir el coronavirus)

y cuando volvió en calcetines y chanclas tras sobrevivir del ataque terrorista al hotel donde se alojaba en Bombay, también se encontraba alojada junto a una amplia delegación de empresarios bien predispuestos a comprar, vender, llevarse factorías y producción, lo que haga falta con tal de mejorar el negocio.

Pero no sólo Espe, cuando el rey viaja a Marruecos, Brasil, India, México, Cuba, Rusia, Kuwait, o cualquier otro sitio, cuando lo hace cualquier Presidente del Gobierno, va acompañado por delegaciones de empresarios de entre 3 y 50 personas, según el interés  que revista el viaje. Los periódicos lo anuncian en sus titulares, 

-…acompañado por una amplia delegación de empresarios.

No sé si venden España en el extranjero o venden España al extranjero, o se llevan lo que hace España al extranjero, no me ha quedado nunca claro, el hecho es que cosas que se hacían aquí desparecen.

Y no es que no podamos hacerlas, tenemos ahora fábricas de coches, de juguetes, o aeroespaciales fabricando respiradores, fábricas de zapatos, o costureras fabricando mascarillas, cuando pase ésta no creo que les importase abrir una división de producción dedicada a esos bienes.

Siempre pensé que en lugar de exportar dinero, inversiones y empresas para luego retornar sus productos Made in Asia, barato, barato, deberíamos haber exportado sindicalismo, para que los trabajadores y trabajadoras de esos países tuvieran salarios decentes, vidas dignas, horarios aceptables, sin morir en las peores condiciones, vaya como cualquiera de nosotros, al menos.

A lo mejor, si hubieran exportado derechos laborales y sociales, no era tan rentable contaminar el agua, o el aire de medio mundo, condenar a la miseria a miles de millones de personas. A lo mejor las mascarillas eran más caras, o los respiradores, pero seguro que ahora no estaríamos muriendo así, como estamos muriendo, en los hospitales, en las residencias, en soledad en nuestras viviendas. A lo mejor la muerte no recorría Europa impunemente como lo hace estos días.

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