Nueva política para España y Europa

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La pandemia del COVID-19 ha generado una profunda crisis sanitaria, económica y social. A estas no podemos añadirle, además, una crisis política que dificulte la recuperación, por lo que ha llegado la hora de medir el tono que empleamos y trabajar por el interés general.

Este escenario no es nuevo. España hizo frente a la crisis financiera de 2008 a costa de incrementar la deuda pública, que alcanzó su máximo en el año 2014. Las diferencias ideológicas y la gestión del país han hecho que los sucesivos gobiernos no se hayan esforzado por reducir el agujero económico que arrastramos desde entonces. Por eso hoy, cuando apenas ha pasado una década desde la última recesión, nos vemos obligados más que nadie a solicitar de nuevo la ayuda a la Unión Europea (UE) para salir.

Que un país acuda unido y con un fin claro a hablar con sus vecinos europeos genera confianza. Esto es algo que perseguimos en Ciudadanos. Por eso, celebramos que los partidos tradicionales votasen, tanto el 17 de abril como el 15 de mayo, la propuesta liderada por los liberales europeos para que la UE impulsase un paquete masivo de inversiones con mayor presupuesto y bonos garantizados para financiar la reconstrucción tras la pandemia.

En esta crisis, la respuesta de la UE ha sido robusta no sólo desde el Parlamento Europeo (PE), sino también desde el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión (CE). Además, el Eurogrupo ha acordado poner en marcha préstamos del fondo de rescate europeo (MEDE), créditos del Banco Europeo de Inversiones y un fondo de reaseguro de desempleo (SURE).

Pero la ayuda nunca es a fondo perdido. Las recomendaciones de la CE para España apuntan a una serie de reformas cuyo éxito depende, de nuevo, del consenso. El importe que recibamos dependerá de cuánto nos ajustemos a estos objetivos: 1) crear empleo de calidad para la Era Digital garantizando la formación en esta área; 2) transformar España en una referencia mundial en Educación donde se minimice la brecha digital para evitar desigualdades; 3) aprovechar la transición ecológica para liderar la economía verde, los planes de infraestructuras y movilidad sostenibles, la modernización del sistema energético y el impulso de la investigación; 4) reforzar nuestra Sanidad para que mantenga su posición de liderazgo; y  5) tener unos servicios públicos digitales, eficaces y transparentes para evitar problemas en la gestión de datos como los que hemos visto.

Teniendo esto claro, debemos ser conscientes de dos realidades. La primera es que gran parte del respaldo económico proviene de la UE porque España forma parte de ella. La segunda es que las posturas ideológicas individuales y el enfrentamiento que promueven algunos no sirven. Por el contrario, el consenso y los acuerdos que defienden partidos como Ciudadanos son más necesarios que nunca, por un lado, para que nuestro país tenga el peso que necesita en Europa y, por otro, para que la propia UE tenga la relevancia internacional que merece.

Como apunta la filosofía estoica, “no podemos controlar el mundo que nos rodea, solamente cómo respondemos a él”. La respuesta ejemplar de compromiso y solidaridad que la sociedad ha dado frente al coronavirus debe ser replicada en el ámbito político. El futuro no está escrito, sino que depende de cada uno de nosotros. Avanzar unidos y adelante, adaptarnos a los cambios con proactividad, apartar las posiciones extremistas y los intereses de partido, centrarnos en soluciones concretas -por pequeñas que parezcan- que mejoren la vida de todos es la fórmula ganadora para el éxito de los españoles y de los europeos. ¿Te sumas? 

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