«No olvidemos nunca la lección aprendida». Ésta ha sido la petición de Aroa López Martín, enfermera jefa de Urgencias del hospital Vall d’Hebrón, en el homenaje de Estado a las víctimas de la pandemia.
López Martín, que no solo ha hablado en nombre de los profesionales sanitarios -52.000 de los cuales se contagiaron por el coronavirus- sino también de quienes trabajaron en «primera línea», como reponedores, transportistas o policías, ha lanzado un mensaje a los representantes públicos con una emotiva intervención.
La enfermera recordó que quienes estaban detrás de los trajes de protección EPI que utilizaban los profesionales de la sanidad para atender a los enfermos del coronavirus «no eran héroes, eran personas» las cuales han vivido situaciones «que te dañan el alma».
«Ha sido muy duro, nos hemos sentido impotentes, con una sensación brutal de incertidumbre y la presión de tener que aprender y decidir sobre la marcha», relató ante los reyes, el Gobierno, presidentes autonómicos y las principales autoridades del Estado.
Les pidió «que defiendan la sanidad de todos» y «que recuerden que no hay mejor homenaje a quienes nos dejaron, que velar por nuestra salud y garantizar la dignidad de nuestras profesiones».
En uno de los momentos más emotivos de su alocución, López Marín subrayó que «Nos hemos tenido que tragar las lágrimas cuando alguien nos decía: No me dejes morir solo». También quiso agradecer los aplausos que los ciudadanos les dedicaban a las ocho de la tarde, y les ha rogado que «no se olviden de aquello» respetando las recomendaciones sanitarias.
Durante su discurso, Aroa López incluyó en su discurso algunos versos de la canción del grupo madrileño Vetusta Morla Los abrazos prohibidos:
Por los que hacen del verbo cuidar su bandera y tu casa
Y luchan porque nadie muera en soledad
Sin temerle a su miedo y usando su piel como escudo
Por los que hacen del trabajo sucio
La labor más hermosa del mundo
Y pintan de azul la oscuridad