Tras meses de pugna, el Ayuntamiento de Madrid y los comerciantes del Rastro están cada vez más cerca de llegar a un acuerdo para que los puestos del mítico mercadillo puedan volver a las calles. El Consistorio ha trasladado ya ha trasladado a los vendedores la propuesta municipal para su reapertura, que pasa por repartir 500 puestos en seis zonas autónomas de funcionamiento simultáneo con un aforo total de 2.702 personas y con vallado perimetral.
Esta propuesta comprende 500 puestos, el 50% de los autorizados, de dimensiones de dos por un metro, separados entre sí por 1,5 metros de distancia, que se repartirían en las siguientes calles: 81 en la plaza de Cascorro; 190 en la calle Ribera de Curtidores; 82 en la plaza del General Vara del Rey; 120 en la plaza Campillo del Mundo Nuevo; 16 puestos en la calle Carlos Arniches, entre las calles Mira el Rio Alta y Carnero, y otros 11 puestos en Mira el Río Baja, también entre las calles Mira el Rio Alta y Carnero.
Todos los puestos quedan situados en las calzadas, separándose medio metro de las aceras, quedando estas libres y delimitadas por cinta de balizamiento que diferencia el paso de la acera con el funcionamiento del mercadillo, añade la propuesta.
El aforo en la zona de Campillo Nuevo es de 986 personas; en la zona de la plaza de Cascorro de 353; en la zona de la plaza de Vara del Rey de 300; en la zona de la calle Ribera de Curtidores es de 939; en la zona de la calle Carlos Arniches de 74 y, por último, en la zona de la calle Mira el Río Baja, de 50 personas.
Esta apertura evolucionará en la medida en que lo hagan las condiciones sanitarias, aunque, no obstante, siempre se deberán cumplir una serie de requisitos según el informe de policía y Madrid Salud.
El control de aforo de entrada y salida, así como del exceso de ese aforo por el Ayuntamiento de Madrid; la utilización de mascarillas dentro de su perímetro; los vehículos solo podrán acceder al perímetro para la carga y descarga, debiendo abandonar la zona perimetrada después, y la higienización de los vehículos son algunos de ellos.
También será obligatorio «siempre» disponer de geles hidroalcohólicos en todos los puestos; una cinta pegada en el suelo a 1,5 metros de distancia del puesto y una cinta balizadora que acotará los puestos por su parte trasera, así como en la zona interpuestos.
En un principio, las partes se volverán a reunir cuando el Ayuntamiento disponga de la «relación de puestos y su situación» y resaltan que «siempre que se pueda se respetará la situación tradicional de los puestos». En los casos que no sea posible, se tratará que sea «lo más próximo» a donde estaban en origen.
Desde la Asociación El Rastro Punto Es indican que «vamos avanzando» pero «quedan muchas cuestiones por definir», por lo que piden que se envíe «formalmente» la propuesta, que se someterá a votación en el colectivo.
En la Asociación consideran que el Ayuntamiento quiere hacer «dos Rastros«, uno para los vendedores de los puestos de venta con un control de aforo para los visitantes y otro para las tiendas, que van a tener que sacar sus mercancías a las aceras y va a haber libre tránsito para cualquier visitante sin control de ningún tipo, algo que les parece «discriminatorio».
La Comunidad de Madrid dio el visto bueno a principios de septiembre a la propuesta de los vendedores ambulantes para reabrir el Rastro, un plan que busca que los edificios actúen como perímetro del mercadillo junto a vallados puntuales.
«Nosotros habíamos planteado que hubiera un perimetraje conjunto porque de toda España es el único mercadillo compuesto por puestos y tiendas», agregan desde Rastro Punto Es.
