2021 es el año que empieza con el selfie de la vacuna y pala en mano. Se busca por cierto gente en Madrid que tenga jeringuillas en casa y sepa pinchar para vacunar como voluntario. Así está el patio.
Ese es el debate. Manda huevos que la misma que reniega del asociacionismo y haga bandera del presupuesto liberal libre de mamandurrias, desmontando la sanidad pública, se abone al voluntariado para sofocar la incapacidad de la administración pública para hacer frente a una situación inesperada. Inesperada para los que solamente saben subcontratar y regalar adjudicaciones públicas a Florentino Pérez y El Corte Inglés, porque la Agencia Española de Meteorología ya avisó hace una semana de que esto estaba por pasar con un 80% de probabilidad.
Pero las probabilidades solamente las entienden cuando tratan de demoscopia. Ya saben: aquello de pensar en cómo ser reelegidos cuando ocupan el cargo. Es lo único que importa. El titular. La foto. El «jastak» como decía la amiga en Paquita Salas. Y a los niños sin luz en la Cañada Real que les den, que todavía no votan.
Señora, váyase usted a Parler. Que ya nos entretenemos nosotras haciendo la mamarracha con ropa interior en la nieve. Amén.
Eso nos queda. Nos caen las siete plagas encima y decidimos responder con una sonrisa. Brava. La gente es brava. Bravo por la gente y bravo por el verde que te quiero verde. Porque el humor siempre es el camino y nos podrán quitar todo menos las ganas de reír y hacer la marrana. Vuela, vuela, que se suman los amigos y ya nadie tiene ganas de insultarte, como cantaba el gran Andrés Lewin. Que alegría que de repente la palabra «guerra» signifique jugar desenfrenadamente en la calle. Queremos reír, queremos volver a sentir como niños.
No son los juegos del hambre, es el mundo real que ha mandado a Donald Trump al carajo. Fuck vox y fuck a todos los que defienden privilegios por el hecho de haber nacido a un lado o a otro de una línea imaginaria. Porque solamente somos diferentes encima de tu colchón.
Y a vacunarse coño, que celebramos que al fascismo se le ha visto la ropa interior en el capitolio. Y cuando aparezca la quitanieves por el barrio todos al balcón a aplaudir. Bienvenido Mr. Marshall. O quien sea, aunque sea el vecino en su 4×4. Pero bienvenido. Y gracias.