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La falsa agresión de Malasaña podría acabar en denuncia por simulación de delito

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Las contradicciones eran cada vez mayores, y el relato distaba mucho de las pruebas. Finalmente, y tras dos días de trabajo exhaustivo de investigación por parte de la policía, el joven de 20 años que denunció haber sido agredido el pasado domingo en el barrio madrileño de Malasaña por ocho encapuchados ha reconocido que las heridas fueron consentidas mientras mantenía relaciones sexuales con otra persona.

Tras este giro de los acontecimientos, la Policía Nacional ya ha enviado al juzgado el atestado completo de la investigación sobre el joven, quedando la causa pendiente de reparto entre los juzgados de instrucción de Madrid. En todo caso tendrá que ser la Fiscalía la que decida si impulsa la acción contra él por simulación de delito, siempre y cuando no se persone en la causa ninguna acusación popular. En caso de no pedir la imputación del individuo, el caso se archivará.

La simulación de delito, tipificada en el artículo 457 del Código Penal, contempla una multa de seis a doce meses de cárcel para la persona que, ante algún funcionario, «simulare ser responsable o víctima de una infracción penal o denunciare una inexistente, provocando actuaciones procesales».

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Es diferente a la infracción de denuncia falsa, ya que esta directamente señala o culpa de un delito a una persona o personas concretas.

La investigación del caso, que ha suscitado un amplio debate sobre el repunte de los delitos de odio y la homofobia, dio un giro ayer miércoles, cuando, ante la inconsistencia de su primera declaración, la Policía Nacional tomó una nueva declaración al denunciante, quien confesó haber inventado la agresión.

Tras varias horas de interrogatorio, el chico se desmoronó y admitió que las heridas fueron consentidas mientras mantenía relaciones sadomasoquistas con otras dos personas, con las que contactó por redes sociales, en otra vivienda.

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En su declaración manifestó que, cuando llegó a su domicilio, su novio le curó las heridas y le urgió para que fuera a un centro sanitario.

En este hospital, la enfermera que le atendió le dijo que tenía que denunciar los hechos, porque pondrían el delito en conocimiento de la Policía Nacional.

Por ese motivo, para esconder la infidelidad, acudió en la tarde del domingo a la Comisaría de Centro para interponer una denuncia.

Desde ese momento, la Policía Judicial de Centro y la Brigada Provincial de Información iniciaron las pesquisas analizando las cámaras de la calle Palma y tomando declaración a los vecinos y comerciantes.

Sin embargo, estas investigaciones no dieron sus frutos ya que nadie había visto nada y en las cámaras no salía un grupo similar al que el joven relató.

Esto motivó las sospechas de los policías, que pidieron en numerosas ocasiones la colaboración de la víctima. Incluso llegaron a investigar a su expareja por si hubiera estado relacionado con los hechos.

Otro de los aspectos que más dudas generaron a los agentes es que pidieron al joven la ropa que vestía cuando sufrió la agresión y alegó que la había lavado después.

La Policía Científica intentó recabar pruebas en el supuesto escenario de la agresión pero no pudo conseguir nada.

La Policía Nacional también se pondrá en contacto con las otras dos personas participantes en el acto sexual para corroborar la versión del joven y si las heridas de verdad fueron consentidas. 

Imagen portada: esmadrid

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