La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido contundente cuando ha sido preguntada en una entrevista en Antena 3 sobre la aplicación del Real Decreto de Evaluación, Promoción y Titulación aprobado ayer por el Consejo de Ministros y que permite, entre otras medidas, obtener el título de Bachillerato con una con asignatura suspendida, además de eliminar la vinculación del título de la ESO al número de asignaturas aprobadas.
«Devalúa la calidad del sistema», es lo primero que ha asegurado la líder madrileña, quien ha adelantado que el Gobierno regional usará «todas las herramientas legales» para evitar su aplicación en la Comunidad, incidiendo además en que «va directamente contra la calidad del mismo cuando este es el verdadero ascensor social para todos los niños, pero muy especialmente para aquellos que se esfuerzan, que estudian y, precisamente, no vienen de entornos más favorecidos».
Ayuso también ha subrayado que estudiará con el resto de comunidades autónomas como abordar este tema, recordando asimismo que «nosotros ya nos hemos tenido que defender en distintas ocasiones como para proteger, por ejemplo, la educación concertada que también el Gobierno quería atacarla directamente en Madrid».
Una carrera que irá por la vía judicial, avisando la presidenta de que «ahora lo que vamos a hacer es en distintos tribunales ir viendo de qué manera podemos, con margen, aplicar o no este decreto y no hacerlo». Ayuso considera en este sentido que, «como ahora hay problemas en la calidad de la enseñanza, pues la devaluamos y el lugar de subirla, en lugar de ayudar a que los niños que se quedan atrás puedan mejorar, lo que hacemos es igualar a todos a la baja».
Abundando en este concepto, la presidenta ha querido hacer hincapié en el precio actual de la luz o de la cesta de la compra, para luego denunciar este, a su juicio, futuro educativo en que los niños estés «igualados en la mediocridad«.
Como conclusión, ha considerado que será «un agravio enorme entre colegios porque cada claustro de profesores puede decidir ya de manera arbitraria lo que sube y lo que baja», para zanjar el tema diciendo que es «un ataque absoluto a la igualdad de las oportunidades pero, sobre todo, y lo más importante a la calidad, que es lo que hace que una persona en base a la cultura del esfuerzo pueda progresar en la vida».