La salud mental se ha convertido, en los últimos tiempos, en uno de los mayores quebraderos de cabeza de la sociedad española en general. La pandemia por coronavirus, unida a otras circunstancias como la sempiterna crisis económica o los nocivos efectos que han generado en muchas autoestimas las redes sociales, han hecho que sean millones los ciudadanos que cada vez ven más debilitada su resiliencia.
Un tema hasta ahora tabú que, por fortuna, ha dejado de estar silenciado y ya ocupa un lugar destacado entre los problemas a abordar de manera inmediata. Por ello, y en una jornada tan significativa como lo es el 8M, hablamos sobre ello y otros temas en el contexto del Día Internacional de la Mujer con la Dra. Raquel Álvarez, Jefa de Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos y Profesora Asociada de Medicina de la Universidad Rey Juan Carlos.
Aunque sea una especialidad con cada vez más mujeres, lo cierto es que la medicina ha sido, tradicionalmente, un “mundo de hombres”. ¿Cuándo y por qué empezó a revertirse esta tendencia?
En los últimos años ha cambiado la distribución por sexo en las facultades de medicina españolas y la mayoría de nuestros alumnos son mujeres. Esa diferencia se mantiene durante el MIR y la plantilla de facultativos de los hospitales. Sin embargo, al fijarnos en puestos de mayor responsabilidad, como pueden ser jefaturas en servicios médicos o plazas de catedráticos universitarios, es todavía frecuente observar que la mayoría de estos cargos los ocupan los hombres.
¿Crees que el hecho de ser mujer te ha condicionado en algún momento para llegar al puesto que ocupas en la actualidad?
Las mujeres seguimos teniendo más dificultades profesionales que los hombres, se nos sigue exigiendo más y esto se exacerba durante la maternidad, lo que dificulta que ascendamos a puestos de mayor responsabilidad. Y si además pretendes compaginar la actividad asistencial, con la docente, la gestión, la investigación y además ser madre y tener una vida familiar, te acabas transformando en una auténtica malabarista.
¿Cómo se consigue compaginar todo? ¿Es posible la conciliación familiar o hay que cambiar cosas?
Creo que es esencial que mis padres me hayan educado en el feminismo. Y por supuesto realizar un esfuerzo personal, de pareja y del resto de la familia. Pero creo que todavía falta el esfuerzo del resto de la sociedad. Queda mucho trabajo por hacer en la conciliación familiar. Que todavía no hay corresponsabilidad es evidente, así como la falta de concienciación por parte de los hombres. Es frecuente que sigamos siendo las mujeres las que cogemos una excedencia por cuidado de hijos o las que nos reducimos la jornada laboral. Y esto se traduce en la brecha salarial, que es un problema estructural que evidencia desigualdades de género.
La psiquiatría es, como avanzábamos al principio, uno de las especialidades que más demanda está experimentando en los últimos tiempos. ¿A qué es debido?
Ha habido un claro cambio de tendencia tras la pandemia de COVID19. A los profesionales de la salud mental nos da la sensación de que hay muchos factores relacionados: las medidas de aislamiento social para ayudar a controlar la pandemia, el aumento de tiempo en redes sociales, las dificultades del sistema sanitario para continuar atendiendo adecuadamente a nuestros pacientes o las consecuencias económicas de la pandemia, han deteriorado la salud mental de la población. Seguramente el vaso ya estaba lleno de agua y la pandemia ha sido la gota que faltaba para terminar de desbordarlo.
Además hay que tener en cuenta otros factores. Tradicionalmente la salud física siempre ha acaparado mucho más la atención mediática y ha absorbido más recursos tanto a nivel investigación como a nivel clínico, que la salud mental. Esa disparidad de recursos demuestra una inexplicable brecha entre la preocupación por las enfermedades físicas y las mentales. Se han comenzado a desarrollar medidas preventivas para el control de la infección por COVID19, como son el empleo de mascarillas o el desarrollo de vacunas. Sin embargo sigue siendo todavía necesario mejorar las medidas preventivas para frenar las enfermedades mentales, como es el caso del suicidio. El suicidio es desde hace décadas una de las principales causas de muerte en personas jóvenes y ha aumentado enormemente tras la pandemia. También han empeorado muchísimo los trastornos mentales de inicio en la infancia y la adolescencia. Los profesionales de la salud mental tenemos todo un reto por delante.
Nunca se ha hablado tanto de salud mental como ahora….
Eso es totalmente cierto. Que los problemas de salud mental tras la pandemia han aumentado, es un dato que no solamente vemos en España sino también en otro países. Pero afortunadamente también ha mejorado su visibilización. Tras años de estigma y tabú, de repende la gente ha comenzado a hablar de salud mental. La población se está dando cuenta de que es un problema y que la forma de afrontarlo es hablarlo y no mirar hacia otro lado ni intentar esconderlo. Muchos personajes públicos han comenzado a hablar de sus trastornos mentales y problemas de salud mental y eso ayuda mucho a visibilizarlo.
No es ningún secreto que la sanidad pública madrileña está en tela de juicio en los últimos meses. ¿Cuál es tu opinión sobre este tema?
Me entristece mucho la situación, especialmente lo que está sucediendo en atención primaria. El desbordamiento del sistema sanitario a quien principalmente afecta es a nuestros pacientes y eso a los médicos nos genera mucha impotencia. Pero además repercute en el sistema docente, en una peor formación a los residentes, en mayor burnout de los profesionales y en la pérdida de médicos por la huida de los mismos a otros destinos con mejores condiciones laborales.
Regresando a la importancia de celebrar un día como el 8M ¿Cómo ves el futuro de la mujer en la salud de aquí a diez años?
Aunque todavía queda mucho trabajo por hacer, no dudo de que continuará evolucionando hacia la igualdad. Veo un claro cambio que me emociona en las nuevas generaciones de médicos internos residentes y estudiantes de medicina: no se callan y luchan mucho más por el feminismo que generaciones anteriores. Y eso, a todas y a todos nos hace reflexionar y aprender.
