La llegada del otoño implica, como cada año, días más frescos y cortos, más lluvia y preciosos atardeceres de tonos ocres y anaranjados. Una estación un tanto triste para algunos, pero sin duda la favorita de aquellos aficionados a la naturaleza y la gastronomía que saben que el fin del verano da paso a las deliciosas setas.
Desde mediados de octubre hasta finales de noviembre, los bosques de la Comunidad de Madrid se convierten en el escenario perfecto para la búsqueda de estos hongos comestibles, que crecen de forma espontánea en los suelos húmedos y boscosos. Si eres un apasionado de la micología o simplemente quieres disfrutar de una experiencia al aire libre, te presentamos los mejores destinos de Madrid para recolectar setas.
La Sierra de Guadarrama: El paraíso micológico más cercano
La Sierra de Guadarrama, a tan solo una hora en coche desde Madrid, es uno de los lugares favoritos para los aficionados a la búsqueda de setas. Este parque nacional alberga una gran variedad de especies, gracias a sus diferentes tipos de ecosistemas, que van desde frondosos pinares hasta bosques mixtos de robles y encinas. La combinación de su altitud y su clima templado ofrece las condiciones perfectas para la aparición de hongos en otoño.
En el corazón de la sierra, pueblos como Cercedilla y Navacerrada son puntos de partida ideales para explorar sus senderos. Los hongos más comunes que podrás encontrar en esta zona incluyen los níscalos (Lactarius deliciosus), boletus (Boletus edulis), y las setas de cardo (Pleurotus eryngii). Es recomendable madrugar, ya que estos lugares son muy populares y, cuanto antes empieces, mayores serán tus probabilidades de éxito.
Para los más novatos en la micología, algunos ayuntamientos de la zona organizan talleres y salidas guiadas, donde expertos te enseñan a identificar las setas comestibles y evitar las tóxicas. El Centro de Educación Ambiental de Valle de la Fuenfría, ubicado en Cercedilla, es un buen punto de información sobre actividades micológicas y rutas recomendadas.
El Monte de El Pardo: Naturaleza y hongos a un paso de la ciudad
A tan solo 15 minutos del centro de Madrid, el Monte de El Pardo es una joya natural poco conocida por los madrileños, pero perfecta para un paseo micológico sin necesidad de desplazarse demasiado. Este gran bosque, que cubre más de 16.000 hectáreas, es un lugar de gran valor ecológico, hogar de ciervos, jabalíes y numerosas aves, pero también de una sorprendente variedad de hongos.
El entorno del Monte de El Pardo, con su mezcla de encinas, fresnos y pinos, favorece el crecimiento de especies como los champiñones silvestres (Agaricus campestris) y los parasoles (Macrolepiota procera). Aunque no es el lugar más abundante en setas en comparación con otras zonas de la Comunidad de Madrid, su proximidad y belleza natural lo convierten en un destino perfecto para una escapada de domingo.
Es importante recordar que, al ser una zona de protección natural, la recolección está regulada. Por ello, asegúrate de informarte antes de recoger setas en grandes cantidades, ya que el Monte de El Pardo forma parte del Patrimonio Nacional, lo que impone ciertas restricciones para preservar su biodiversidad.
Hayedo de Montejo: Un bosque mágico lleno de tesoros micológicos
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el Hayedo de Montejo es uno de los bosques más espectaculares de la Comunidad de Madrid. Sus hayas centenarias forman un paisaje de cuento, donde la humedad y las sombras crean un ambiente perfecto para la proliferación de hongos.
Este enclave, situado al norte de la región, cerca del pueblo de Montejo de la Sierra, ofrece una gran variedad de especies, desde los boletus hasta las rúsulas (Russula sp.), pasando por las trompetas de los muertos (Craterellus cornucopioides) y los rebozuelos (Cantharellus cibarius). Debido a su importancia ecológica y la gran afluencia de visitantes, el acceso al hayedo está limitado, y se requiere una autorización previa, que puede obtenerse online o en el centro de visitantes del parque.
El Hayedo de Montejo no solo es famoso por la variedad y calidad de las setas que se encuentran en él, sino también por la experiencia que supone recorrer sus senderos bajo las enormes hayas, en un entorno que parece salido de un cuento de hadas. Para aquellos que busquen un destino micológico que combine belleza natural y abundancia de hongos, este lugar es una opción imprescindible.
La Sierra del Rincón: Un rincón escondido lleno de biodiversidad
Situada en el noreste de Madrid, la Sierra del Rincón es otra de las zonas con mayor biodiversidad micológica de la comunidad. Este espacio natural protegido incluye varios municipios, como La Hiruela, Prádena del Rincón, y Horcajuelo de la Sierra, pueblos con encanto que te transportan a un Madrid rural y lleno de historia.
La Sierra del Rincón destaca por sus variados ecosistemas, que van desde los bosques de robles y hayas hasta prados y zonas más secas, lo que favorece la aparición de todo tipo de setas. En esta área es posible encontrar desde las apreciadas amanitas cesáreas (Amanita caesarea) hasta los apreciados boletus y setas de pie azul (Lepista nuda). Es recomendable ir bien equipado con una cesta de mimbre y una navaja, y, si no eres un experto en identificación de hongos, es aconsejable contar con la ayuda de un guía local.
Un punto importante es que la Sierra del Rincón también limita la recogida de setas para preservar sus ecosistemas. Algunos ayuntamientos ofrecen permisos temporales para la recolección de hongos, asegurándose así de que la práctica se realice de manera sostenible.
Bosque de la Herrería: Recolecta setas a la sombra de El Escorial
Si buscas un lugar lleno de historia y belleza natural, el Bosque de la Herrería, situado a los pies del Monasterio de El Escorial, es un destino ideal. A tan solo 50 kilómetros de Madrid, este espacio natural protegido combina paisajes de gran valor histórico y cultural con un ambiente propicio para la aparición de setas en otoño.
En sus frondosos pinares y encinares, crecen especies como los níscalos, las amanitas y las setas de pie violeta. Además, el entorno ofrece rutas de senderismo que te permiten combinar la recolección de setas con la visita a uno de los monumentos más emblemáticos de España.
La cercanía de El Escorial lo convierte en un destino perfecto para una excursión de un día, donde puedes disfrutar de la gastronomía local en uno de los restaurantes del pueblo tras una jornada de búsqueda de setas.
Recoger setas en Madrid: una actividad divertida… pero dentro de los límites
En todo caso, siempre hay que seguir la normativa ambiental durante la recolección de setas en la Comunidad de Madrid, especialmente en otoño, cuando la actividad es más intensa. El Cuerpo de Agentes Forestales de la región es el responsable de supervisar que se cumplan las regulaciones, realizando controles sobre las especies recolectadas, su peso y el lugar de recolección. En caso de infringir la normativa, se decomisan las setas y se imponen sanciones.
La Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, a través de la Dirección General de Biodiversidad y Gestión Forestal, recomienda que la recolección de setas se haga en montes públicos señalizados o, en caso de terrenos privados, con el consentimiento del propietario. En áreas protegidas como el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, se aplica una normativa especial, prohibiéndose la recolección en terrenos sin un plan de aprovechamiento micológico. Además, algunos municipios, como Rascafría, Miraflores de la Sierra y Lozoya del Valle, exigen obtener una licencia en el ayuntamiento para realizar esta actividad.
El gobierno autonómico también advierte sobre los riesgos de recoger setas sin conocimiento, ya que la región cuenta con muchas especies, algunas de ellas venenosas. Se recomienda recolectar solo aquellas que se puedan identificar con certeza como comestibles y consultar a un experto en caso de duda. En esta pequeña guía puedes ver aquellas que son comercializables. Ante una intoxicación, es vital acudir a un centro médico con una muestra de la seta ingerida, ya que algunas especies pueden causar efectos negativos hasta 72 horas después de su consumo.
Entre las recomendaciones adicionales, se destaca la importancia de respetar la normativa al circular con vehículos, evitar obstruir caminos y usar una cesta para transportar las setas, favoreciendo así la dispersión de esporas. Además, las setas deben ser cortadas, no arrancadas, para permitir que vuelvan a crecer.