Su bisabuela era muy irónica, cuenta Maren Kattalin. Con este año que ha vivido, las palabras de ella han resonado en su cabeza: «Qué lástima». Lejos de tener una connotación negativa, este recuerdo ha inspirado a Maren a comenzar una nueva etapa con su segundo álbum titulado precisamente Qué Lástima.
«Hay temas que han salido en un día, y otros que hasta el último día de grabación no estaban terminados». Desde El Otro Lado, por ejemplo, es la última canción que escribió para este disco: «La empecé con una intención y la terminé con otra».
Este nuevo trabajo refleja una evolución personal y artística, sin perder la esencia que define a Maren. «Sigo siendo yo, y creo que eso es bonito porque estás creando una línea y tu estilo, pero a la vez hay una evolución», confiesa. Con este disco, la artista quiere dejar claro que ser la más joven en el sector no implica ser la menos válida. Para la artista este disco es un «estoy aquí y no tenéis que tratarme diferente».
Las siete canciones son fruto de vivencias personales: «No quiero meterme en la vida de los demás y explicar lo que les pasa, prefiero hablar de lo que me pasa a mí». Así, sus letras se mueven entre lo físico y lo más intrínseco, a menudo con un toque de ironía y literalidad. En ellas se encuentran reflexiones sobre el amor, la realidad, lo que existe y lo que no.
Sus experiencias oscilan entre momentos más atrevidos y otros de profunda intimidad. Esta dualidad se manifiesta en temas como Corre, Que El Rayo No Te Parta, con una energía más rebelde, o Plastificar, más personal e introspectiva. «Esa dualidad forma parte de quién soy», afirma Maren. La artista juega con la ambigüedad en sus letras. Cuando parecen metáforas, a menudo son literales, y algunas historias que parecen ficticias son reales.
‘Qué lástima’, un disco para conectar con el público
Qué Lástima es un disco concebido para escucharse en directo y para conectar con el público: «Me gusta la selección que tiene que hacer el artista para un concierto, que me parece que es la que él quiere. La fuerza y la rebeldía definen este disco, pero también hay vulnerabilidad, que para mí es sinónimo de valentía. Es enfrentarte a las situaciones», expresa Maren.
Esta gira, con una banda consolidada, supone un nuevo reto para la artista: «Ya no se trata solo de ir en furgoneta. Hay que entender el formato y hacerlo bien. Creo que estamos preparados para ofrecer algo muy especial».
El álbum cierra con Ressort, una pieza singular inspirada en reflexiones sobre la normalidad y la locura: «Siempre he pensado, sobre todo cuando estoy escribiendo canciones, entre volverme loca o ser normal». Maren imagina cómo sería su jubilación: en un resort, con una toalla blanca y una escena que recuerda a la película Solo en Casa.
La influencia familiar está muy presente en su obra. Su bisabuelo, minero y poeta, escribía letras que han marcado la historia de su familia. Un ejemplo es la popular Katalintxu, dedicada a su tatarabuela. Esta conexión con las raíces le ha dado a Maren fuerza y apoyo. Además, el cine y la fotografía tienen un papel clave en sus proyectos, moldeando su manera de contar historias y crear universos visuales.
Maren también reflexiona sobre la dificultad de ser una artista joven e independiente. «Es complicado, porque soy la cabeza de un equipo y estoy involucrada en todo el proceso. A veces te sientes muy pequeña porque tienes el control de todo, pero a la vez no controlas nada». El miedo a que su esfuerzo no sea reconocido es uno de los mayores retos: «Hemos perdido muchas cosas y empezar de cero en muchos ámbitos ha sido muy difícil. Aun así, intento ser optimista y fijarme en las cosas bonitas que están pasando».
Con el disco ya publicado y una gira en marcha, Maren espera hacer crecer este proyecto. Para ella, la ambición es esencial: «Quiero que este trabajo llegue más lejos. Es solo el principio, y tengo ganas de ver hasta dónde podemos llegar».