A casi 50 kilómetros de la capital madrileña encontramos el municipio de Miraflores de la Sierra. Situado en un enclave privilegiado, de destacado valor natural y ecológico, de él parten los puertos de Canencia y Morcuera, dos de los puertos preferidos de la Comunidad, especialmente en época de nieve.
Miraflores de la Sierra forma parte del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama así como del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. No obstante, el primer nombre que tuvo la población fue Porquerizas. Cuenta la tradición que fue su belleza natural la que atrajo a la reina Isabel de Borbón, que se quedó prendada de la cantidad de flores del paraje y entusiasmada exclamó: !Mira, flores!.
Desde Madrid es muy fácil llegar al municipio. Hay buses prácticamente a todas horas que parten desde el intercambiador de Plaza de Castilla (bus 725) o si no podemos ir en coche a través de la M-607 que es la ruta más rápida.
Entró a formar parte de El Real de Manzanares que Alfonso X promovió, hasta que en 1523 Miraflores obtuvo el rango de villa y se independizó. Su población, básicamente agrícola y ganadera, ha ido creciendo con los años y, desde finales del siglo XVIII, cuando se construyeron los primeros hoteles, lo han hecho también sus habitantes de temporada. En total son casi 6.000 habitantes durante el año pero el número aumenta considerablemente en verano.
Su cultura se mezcla totalmente con la naturaleza algo que se ve bien en sus numerosas fuentes, que utilizan el agua para aumentar su belleza, o en los recovecos que forman sus árboles y montes, que se han convertido en auténticas grutas de peregrinaje. Todo esto da un atractivo especial a la localidad, que se aumenta al echar la vista a sus hermosas iglesias y ermitas.
Las calles de este municipio y sus casas son un atractivo sin precedentes, sin embargo, Miraflores cuenta con otros lugares característicos. En primer lugar tenemos la Plaza del Álamo, una de las zonas con mayor actividad comercial y gastronómica, desde la cual podemos dar un paseo hasta la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, pasando previamente por el Ayuntamiento y por el encantador edificio de la Casa de la Cultura. La iglesia de la Asunción Nuestra Señora cuyo primer templo data del s. XV y durante los siglos posteriores se han ido realizando sucesivas ampliaciones y modificaciones.
El casco antiguo es parte fundamental del lugar y las fuentes. De las muchas que posee destacamos La Fuente Nueva, una asombrosa fuente de piedra que data de 1791. Sus dos grandes pilones redondos se utilizaban uno para lavar la ropa y el otro como abrevadero para el ganado. Es el emblema del pueblo que ha sido el punto de encuentro durante generaciones y hoy en día sigue manteniendo ese atractivo.
La gastronomía no se queda atrás. Tras pasear por sus callejuelas y ver todos los puntos de interés podemos parar y comer o tomarnos algo en los muchos bares y restaurantes que hay. Además, también se puede ir al puerto de Canencia a disfrutar de las vistas y si es en invierno a disfrutar de la nieve.
El municipio de la naturaleza que ha cautivado a muchos, incluida Isabel de Borbón.