MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
Un grupo de trabajo de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) está investigando el efecto antitumoral de la capsaicina, un compuesto químico presente en alimentos picantes, como la guindilla y el jalapeño, ha informado la institución en un comunicado.
Liderado por la catedrática Inés Díaz-Laviada, el grupo Neuroendocrinología del sistema cannabinoide/vanilloide ha realizado experimentos en células en cultivo y ha comprobado que la capsaicina inhibe el crecimiento de las células tumorales, pero lo hace a dosis un poco elevadas para lo que sería deseable.
Sin embargo, lo más interesante es que a dosis más bajas potencia el efecto de otros antitumorales ya conocidos, como el ‘Sorafenib’ que se utiliza para el carcinoma hepatocelular.
«El efecto conjunto de los dos compuestos es muy superior a la suma del efecto de cada compuesto por separado. Esto permitiría utilizar dosis más bajas de cada compuesto reduciendo los efectos adversos», ha señalado la investigadora.
También se investiga el efecto de la capsaicina como potenciador del metabolismo, aumentando el gasto energético. «Esto podría tener aplicaciones terapéuticas, pero todavía hay que investigar mucho porque la capsaicina puede tener también un efecto rebote», ha advertido.