Hace solo unos días, el Ayuntamiento de Madrid hacía un homenaje por sus nueve décadas sobre la faz de La Tierra a uno de los madrileños (de adopción, no de nacimiento) que más se lo han merecido en los últimos tiempos.
Hablamos de Lucio Blázquez, el fundador de Casa Lucio, el emblemático restaurante ubicado en la Cava Baja de la capital que es, desde hace años, uno de esos lugares que cualquier amante de la buena cocina debe visitar, al menos, una vez en la vida.

Nacido en 1933 en una familia humilde de la provincia de Segovia, Blázquez comenzó a trabajar como aprendiz de cocinero a los 13 años en el Hostal Segoviano de la capital. Desde entonces se fue moviendo por distintos establecimientos gastronómicos de la ciudad, perfeccionando sus habilidades culinarias, adquiriendo experiencia y atesorando valiosas lecciones que, como todos sabemos, ha puesto en práctica a la perfección.
En 1974, Blázquez abrió Casa Lucio, un pequeño bar en el barrio de La Latina de Madrid en el mismo local de ese Segoviano en el que dio sus primeros pasos entre fogones. Y aunque el negocio no tuvo mucho éxito al principio, poco a poco se fue ganando una reputación gracias a la calidad de la comida y a su trato cercano y amable con los clientes.

Buena parte de culpa la tuvieron sus famosísimos «huevos rotos con jamón«, que ya se han convertido en una auténtica institución en Madrid y que han sido degustado por numerosas personalidades del mundo de la política, la cultura y la sociedad.
Entre las celebrities que se han dejado caer por el local están, tal y como atestiguan las fotografías que cuelgan de sus paredes, Julio Iglesias, Bill Clinton, Will Smith o Lola Flores, entre otros. También ha sido el único anfitrión capaz de sentar en la misma mesa a cuatro de los presidentes de la democracia española y al rey Juan Carlos.

Además de los otros cientos que, aunque no fueron inmortalizados por una cámara, sí se llevaron en su paladar el indeleble recuerdo de sus platos.
Un éxito que no se le ha subido a la cabeza a Lucio Blázquez, que siempre ha mantenido una actitud humilde y cercana con sus clientes. Su único objetivo es trabajar incansablemente para ofrecer a sus comensales una experiencia gastronómica única. Bueno, ese y, como buen colchonero, que su Atlético de Madrid gane cada domingo.
Casa Lucio continúa siendo uno de los lugares más emblemáticos de Madrid, un sitio de peregrinación para los amantes de la buena mesa y un testimonio de la pasión y dedicación de un hombre que hizo de la cocina su vida. Lucio ha sido, como él bien dice, «el mejor embajador de España en el mundo entero«.