Malasaña lleva siendo, desde hace años, uno de los barrios de moda de Madrid. Sus calles son sinónimo de alegría, bullicio y vida exprimida al máximo. Dentro de sus edificios encontramos museos, muchos de los actuales restaurantes de moda, tiendas llenas de encanto… y, en uno de ellos, que seguramente haya pasado desapercibido para la mayoría, una de las joyas ocultas más singulares de la capital.
Cada día son miles las personas que cruzan por la Corredera Baja de San Pablo, y que seguramente hayan reparado que en el número 16 hay una iglesia de ladrillo y granito, la de San Antonio de los Alemanes que, todo sea dicho, no llama especialmente la atención. Un vistazo rápido y a otra cosa. Pero su interior acoge lo que los afortunados que ya lo han contemplado definen como la “Capilla Sixtina” de Madrid. Puede sonar exagerado, pero ya veréis que no lo es tanto.
En cuanto pasamos del vestíbulo que precede a su puerta de madera, nos encontramos con un espectáculo que nos corta la respiración. De la base hasta la bóveda, un sinfín de pinturas nos envuelven por completo, llevándonos de inmediato a otra dimensión que parece infinita. El mural lleva la firma de autores como Lucas Jordán, Francisco Carreño de Miranda, Luca Giordano o Agostino Mitelli, que representan con sus frescos los “ocho milagros de San Antonio”.
Precisamente este santo luso (la iglesia fue construida entre 1624 y 163 por la institución de San Antonio de los Portugueses, nombre original del templo) es el protagonista la Apoteosis de la bóveda, el elemento central del conjunto y pintado en trampantojo a manos de Francisco Ricci. El culmen de una obra de arte en las entrañas del centro de Madrid.
En la iglesia, que sirvió en sus inicios como hospital para moribundos y desamparados, descansan además los restos de las infantas de Castilla Berenguela y Constanza, hijas de Alonso X y Fernando IV respectivamente, cuyos restos fueron trasladados al templo en 1869. Allí dan acompañamiento eterno a otra veintena de sepulcros, entre los que se encuentran los fundadores de la Hermandad del Refugio, entidad encargada de realizar culto en el espacio la actualidad.
Pero las palabras y las imágenes no son capaces de transmitir la sensación que se respira en su interior. El templo puede visitarse de lunes a sábado, de diez y media de la mañana hasta las dos de la tarde. Solo se pide un donativo de dos euros por persona para los fines sociales de la mencionada Real Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid. Un precio insignificante para algo de tantísimo valor.
Fotos: ©️ Beatriz Durán Balda (Madrid es Noticia)
