El Cementerio Sacramental de San Isidro es el cementerio vivo más antiguo de Madrid. Vivo porque se entierra en él cada día y se siguen vendiendo unidades de enterramiento. Data del año 1811 y aunque antes que él, Madrid tuvo dos camposantos, se desmantelaron para dar paso a las casas de los vivos.
Su patio cuarto, el de la Purísima Concepción -el cementerio tiene nueve patios- es un jardín romántico proyectado por el arquitecto Enríquez Ferrer en el que hay obras arquitectónicas de Antonio Palacios, Enrique Repullés y Vargas o Fort y Guyenet, entre otros grandes del siglo XIX. Más rico en arquitectura que en escultura, tiene joyas también de esta disciplina de grandes como Ricardo Bellver- quien también descansa en este patio-, Agustín Querol o Mariano Benlliure. Sin olvidar, por supuesto, el majestuoso Ángel de la Familia de la Gándara, una escultura exponente del arte funerario más espectacular obra de Giulio Monteverde.
El cementerio de San Isidro es una de los cementerios que tuvo Madrid antes de que se abrieran los cementerios municipales. Las archicofradías religiosas de la ciudad, abrieron sus propios cementerios -hasta nueve cementerios sacramentales tuvo la capital -ante la prohibición de Carlos III en 1787 de enterrar a los difuntos en las iglesias. Por cierto, no fue José Bonaparte el primero en prohibirlo, Pepe Botella refrendó una medida tomada anteriormente a la que no se le hizo ningún caso. El imaginario colectivo tenía demasiado arraigado en el subconsciente la necesidad de seguir siendo enterrado en la iglesia para contar con la protección divina y de los santos el día del Juicio Final.
Es un jardín romántico, fúnebre, pero jardín en el que el siglo XIX se manifiesta en todo su esplendor artístico. Pasear entre sus sepulturas es recuperar el espíritu original de los cementerios como lugares de paz, reflexión y recuerdo. El entorno se torna reflexivo entre los grandiosos monumentos funerarios que recoge en sus patios y es además pionero en la realización de visitas culturales en el ámbito funerario en la ciudad de Madrid.
De cara al día de Todos los Santos, celebra sus 9 Días AdEternum entre el 26 de octubre y el 3 de noviembre en los que cada día habrá un recorrido especial a las 11 de la mañana. Se puede acudir libremente sin reserva y el donativo que solicitan son 6 euros por persona que se reinvierten íntegramente en la recuperación del patrimonio artístico del camposanto.