Aunque no lo sepas, tú también has bailado decenas de sus temas. ¿O de quién te pensabas que eran ‘Alcohol, alcohol, alcohol‘ o ‘Me duele la cara de ser tan guapo‘?. Los Inhumanos es una de esas bandas míticas del rock español de los ochenta que han conseguido mantenerse hasta la actualidad gozando de una salud envidiable. Uno de los secretos, como nos revela Sergio Aguado, es disfrutar sobre el escenario.
En 2020 cumplirán 40 años y acaban de sacar un nuevo álbum, ‘Qué difícil es hacer el amor cuando te haces mayor’, para conmemorarlo. Pero antes podremos disfrutar de ellos en el Oktoberfest que se celebra del 24 al 26 de octubre en Madrid. De este concierto y de otros muchos temas charlamos con Aguado.
Una historia que ya dura cuarenta años… y que surge de un grupo de amigos de la Playa de El Saler (Valencia). ¿Cómo se pasa de un lado a otro?
En realidad, es algo que surgió de la noche a la mañana. Cuando eres joven, cantar forma parte de tu vida, porque cuando lo haces significa que te lo estás pasando bien. La fortuna quiso que estuviéramos unidos personas que compartíamos gustos musicales y a los que le gustaba interpretar. A su vez, cada uno de ellos conocía a alguien que sabía tocar el bajo, o la guitarra… Se dio entonces la casualidad de que a uno de los locales a los que íbamos también iban productores de discográficas. A uno de ellos le hizo gracia la historia de que teníamos un grupo, que éramos muchísimos, nuestro planteamiento… y le pareció original y distinto. A esta compañía, que se llamaba ‘Ediciones Milagrosas‘, le pasamos una maqueta para a continuación pasar a grabar el primer disco. En resumen, no nos juntamos y dijimos “vamos a hacer un disco”. Lo cierto es que nosotros íbamos a pasárnoslo bien, tocábamos en locales, en descansos de verbenas… y es cuando llega alguien y dice, “oye, ¿por qué no grabamos una maqueta?”. Esto ahora suena raro, pero antes era así. Grababas una cinta de casete y ésta se ponía a la venta en una tienda de discos en una sección dedicada a grupos noveles. Algo parecido a lo que hoy sería un grupo de amigos que graba un videoclip y lo sube a Youtube.
Por la formación han pasado más de 400 personas, entre ellas Carlos Goñi o Pablo Motos…
Sí, así es. En el caso de Carlos Goñi, cuando lo conocimos, era un guitarra que había venido desde Alicante y estaba en Valencia buscando situarse en la escena musical. Y Los Inhumanos éramos una buena plataforma. Además, a medida que iba pasando el tiempo y ganábamos en popularidad, dejábamos que los instrumentos los interpretara gente más profesional. Porque no es lo mismo actuar ante cincuenta personas que en escenarios como las grandes discotecas de la época.
¿En qué época coincidisteis más “inhumanos”?
Pues quizá entre 1988 y 1993. Fue entonces cuando tuvimos más números uno, salíamos por televisión, dimos los conciertos más multitudinarios… Nos veían como un grupo que no era cerrado y claro, siempre había mucha gente que quería unirse.
¿Sigue esa amistad entre los miembros originales?
Sí, en el germen del grupo sí. De hecho, de esos 12 amigos originales de El Saler han participado en este último disco 8. Uno de ellos ya falleció, así que ha sido un porcentaje altísimo. Luego se han ido sumando hermanos pequeños, más amigos…
Por otro lado, con los componentes actuales, una de las cosas de las que más presumimos es de la química. Se une esa capacidad que tenemos para conseguir que la gente se divierta en nuestros conciertos a un carácter muy profesional. Es algo que hemos recuperado de los orígenes, hasta el punto de que hay gente que se desvinculó de Los Inhumanos y que ahora ha regresado porque se encuentra muy a gusto.
Es en cualquier caso algo que hemos fomentado, con cosas como una cena de Navidad donde nos juntamos todos. Asimismo, cuando actuamos cerca de casa, en Valencia siempre puede venir más gente a actuar, aunque tengan otras obligaciones. Lo que intentamos en definitiva es que exista esa comunión entre todos. De ahí la foto de portada de nuestro último disco, una orla en la que estamos los ocho miembros originales junto a todos los que se han ido sumando a lo largo de los años y que participan ahora.
Las túnicas son una de vuestras señas de identidad ¿Por qué empezasteis a llevarlas?
Porque era algo transgresor. Buscábamos un vestuario que nos identificara y en un concierto uno de los miembros llevó una túnica. Nos hizo gracia y en la siguiente actuación ya la llevábamos todos. Pudimos habernos disfrazado de cualquier otra cosa, pero surgió ésta y vino para quedarse. De hecho, hemos planteado cambiarlo en alguna ocasión, pero cuando el público lo ha asimilado no quiere vernos de otra manera si no es con la túnica.
Muchos de vuestros temas son himnos atemporales, que siguen sonando en todas las discotecas y fiestas incluso más de veinte años después de que salieran por primera vez ¿Por qué creéis que han resistido tan bien el paso del tiempo?
Yo creo que es porque han superado esa etapa en la que son sólo una novedad y la gente ya las ha hecho suyas. Pasan a formar parte de la cultura popular. Hay gente joven que las ha escuchado y no sabe el nombre del grupo, pero se sabe la letra. Las orquestas las interpretan, suenan en los locales… Lo importante es que al principio guste y que no se quede en el consumo rápido, sino que generación tras generación la vayan escuchando. Cuando pasas ese corte de que te escuchen sólo tres meses y lo haga más de una generación, ya es difícil que desaparezca.
20 discos a vuestras espaldas y este año, después de 2014, un álbum nuevo. ¿Qué os animo a volver al estudio?
Hay que decir que, hoy en día, grabar un disco es una tarjeta de visita cara. A nosotros nos sigue apeteciendo hacer canciones, vídeos… pero lo que más nos gusta es actuar. Cada uno tenemos nuestra ocupación, así que la música es un hobby, pero como más disfrutamos es cogiendo la furgoneta y subiendo a los escenarios.
Pero al final somos un grupo de música y editamos discos, aunque sea para decir “estamos aquí y no hemos desaparecido”, aunque hoy en día sea muy difícil porque te tienes que pagar tú la grabación. Así que nosotros queríamos eso, reivindicar que el grupo sigue ahí, que seguimos haciendo temas nuevos, que seguimos teniendo ideas y no somos un grupo que se ha quedado obsoleto que sigue esperando una llamada para tocar sus canciones de siempre.
Por otro lado, y con independencia de que en los conciertos una gran parte del repertorio son nuestros temas de toda la vida, siempre intentamos aportar algo nuevo. Que los fans que nos siguen desde siempre puedan escuchar algo que nunca hayan oído. Para nosotros es una satisfacción poder ofrecer algo nuevo a todos ellos, además de ser por supuesto uno de los motivos de que sigamos existiendo
Ahora actuáis en Madrid, en el marco del Oktoberfest. ¿Qué significa actuar en esta ciudad?
Aunque no es tan solemne como cuando íbamos en los años 80, Madrid sigue siendo la capital. Allí tuvimos nuestra puesta de largo, en Rockola, creo recordar que un 28 de diciembre. Habíamos ido en autobús cincuenta personas y era un poco como presentarnos… y eso que en Valencia estaba la movida valenciana. Lo cierto es que ir a Madrid como grupo nos impone, porque es una responsabilidad. Es donde están los principales medios de comunicación, la gente es más exigente porque hay más oferta y por supuesto también tenemos muchísimos fans. Para nosotros siempre es una oportunidad. De hecho, siempre que presentamos un disco lo hacemos en Valencia y también en Madrid, porque es el centro de la vida cultural, musical y artística de todo el país. Así que para nosotros es primero un paso obligado, segundo un gusto poder hacerlo y también es señal de la buena salud que tiene el grupo presumiendo de que le han llamado para actuar en Madrid.
Asimismo, como dices, este año lo hacemos en un marco especial, en el Oktoberfest, la fiesta de la cerveza. Y Los Inhumanos es un grupo que canciones de cerveza tiene unas cuantas… Parece que somos un grupo de culto a la cerveza, pero también forma parte de nuestra cultura.
Parece desde luego una ocasión propicia para que vuelvan a sonar ‘Yo sé beber’ o ‘Pónganos otra más’…
Sí, porque para Inhumanos, que es un grupo de fiesta, el entorno es importantísimo. No tiene nada que ver la verbena de un pueblo o de una ciudad, que irte a una sala fuera de temporada con un ambiente poco propicio. Somos, como digo, un grupo festivo, con canciones festivas, para escuchar en un ambiente festivo. Puede ser una fiesta de una ciudad, en un Oktoberfest, en una Nochevieja… O incluso en eventos privados a los que hemos ido, como a cumpleaños o reuniones de amigos.
Lo que está claro es que donde más disfrutamos es compartiendo esa fiesta, por eso nos apetece esta Oktoberfest de Madrid. Hemos estado en la de Jávea o en la de Valencia, pero nunca en la de la capital. Además, tocaremos temas del nuevo disco junto a los clásicos, hemos estado ensayando los temas nuevos… Siempre con ganas de querer seguir mejorando cada año.
¿Cuál es el futuro de los inhumanos?
Pues a muy corto plazo, lo que estamos haciendo ahora: promocionar el disco, que la gente vea que seguimos ahí, que se sorprenda cuando venga a un concierto y que pese a los años la fiesta sigue siendo la misma o más. Mirando un poco más en perspectiva, preparar la gira de 2020 de este disco. Será una gira como las anteriores y nos pondremos a hacer carretera para actuar donde nos llamen. A largo plazo, la idea del grupo, si no hay ningún problema que nos impida seguir adelante, es llegar a celebrar, al menos, el 50 aniversario. Por otro lado, nos gustaría grabar una película, que es uno de nuestros sueños. Y volver a América, que hace mucho que no vamos.
¿Una película? Cuéntanos algo más… Porque lo cierto es que material tenéis…
Desde luego. Con todas las anécdotas que nos han sucedido, dándoles un enfoque cinematográfico, puede salir una hora y media de película para partirte de risa. La historia de un grupo de amigos que simplemente se juntó para pasarlo bien y que acabó en un escenario delante de miles de personas, con veinte discos publicados.
Mientras tanto seguiremos ahí, tratando de ser lo más divertidos posible sin ofender a nadie y… nos vemos en los escenarios.
