El café, esa deliciosa y aromática bebida que ha cautivado a la humanidad durante siglos, no solo es un estimulante para iniciar el día, sino que también ofrece una gran cantidad de beneficios para nuestra salud y bienestar. Desde sus propiedades antioxidantes hasta sus efectos positivos en la función cerebral y el estado de ánimo, el café se ha convertido en un aliado imprescindible en nuestra rutina diaria.
Y, ahora, quizá podríamos sumarle una nueva virtud: la de darnos una «mejor vejez«.
La Comunidad de Madrid ha llevado a cabo una investigación en el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados sobre un compuesto llamado harmol presente en el café y otros alimentos como carnes, pescados o cereales. Este compuesto ha demostrado mejorar la calidad de vida durante el envejecimiento al tener efectos positivos en el músculo esquelético y otros parámetros metabólicos en la tercera edad.
El estudio mostró que el tratamiento con harmol prolongó significativamente el ciclo vital en dos modelos de invertebrados y mejoró la tolerancia a la glucosa, la sensibilidad a la insulina y la acumulación de lípidos hepáticos en un modelo de prediabetes. También se observó una notable reducción de la fragilidad en animales mayores.
Un aspecto destacado es que no se encontraron efectos tóxicos en este compuesto y solo tuvo pocos efectos sobre el sistema nervioso central. Dado que el envejecimiento se asocia a la pérdida de capacidad de producción de energía en las células, lo que conlleva pérdida de masa y potencia muscular, el tratamiento con harmol podría activar a nivel celular y mantener una buena salud en la ancianidad.
En un contexto donde la esperanza de vida ha aumentado hasta alcanzar alrededor de los 100 años, el reto principal es llegar a la vejez en buenas condiciones. Por lo tanto, este estudio es clave para contribuir a una senectud saludable. El análisis fue liderado por el IMDEA Alimentación con la colaboración del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA.