Estos días se celebra en Madrid el Orgullo LGTB, un evento que además de ser un faro en la defensa de los derechos del colectivo, es ya la principal cita anual, por visitantes y por ingresos, para el turismo de la ciudad. Un impacto económico que no puede ignorarse.
En primer lugar, sepan que la homofobia sale cara. Según un estudio del Banco Mundial (2014), el coste de la homofobia se cuantifica en el 0,1-1,7% del PIB como consecuencia de la discriminación, violencia y pobreza que genera. El estudio demostró incluso una correlación positiva entre la consecución de derechos y el mejor desempeño del PIB de los países analizados. Y es que el coste de la discriminación es elevado, también para la sociedad en su conjunto.
De otro lado es evidente el impacto económico en las ciudades de los grandes eventos y acontecimientos. Mayor afluencia de turistas, una ventana al exterior, valor en imagen y visibilidad, oferta de ocio y entretenimiento para la población local, inversión en infraestructura e instalaciones algunas de las cuales sobreviven al evento, incremento del gasto, transferencia de riqueza y creación de empleo son algunos de los beneficios que aportará a Madrid el Orgullo LGTB.
A menudo se habla de la necesidad de desestacionalizar el turismo y llegar a un turista de elevado poder adquisitivo más allá del tradicional modelo de «sol y playa». El turismo LGTB representa en términos anuales el 10% de los visitantes de Madrid y más de 700 millones de euros de gasto. El turismo LGTB es un turismo de calidad y desestacionalizado.
No es necesario un análisis detallado para colegir el impacto transformador que el avance en derechos y visibilidad LGTB ha tenido durante los últimos años también en el comercio, desarrollo urbano, empleo y mercado inmobiliario de la ciudad, visible especialmente en en el barrio de Chueca, referente del movimiento LGTB en todo el mundo que ha pasado de ser una zona marginal y empobrecida a un centro de ocio, cultura, compras y servicios de alcance internacional.
Estos días Madrid se muestra al mundo como una ciudad abierta e integradora, al nivel Paris, Tel Aviv, Río de Janeiro o Amsterdam, capaz de acoger con los brazos abiertos a un millón y medio de visitantes y ofrecer la mejor oferta de una industria turística y cultural que es pionera en el mundo.
Y es que el Orgullo LGTB es hoy el orgullo de todos los madrileños. Disfrútenlo.