Los fondos buitres se valen de la vulnerabilidad de los ‘okupas’ para aumentar sus beneficios económicos, pues son vistos como una inversión.
Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria muchas han sido las hipotecas que no han podido ser pagadas por parte de sus deudores. El paro no ha beneficiado esta situación, por el contrario, la ha recrudecido. Los deudores en paro se han visto imposibilitados a la hora de realizar el pago reglamentario de la hipoteca que solicitaron en aquellos tiempos donde se concedían como si de caramelos se tratase. La burbuja inmobiliaria hizo que la mayoría de las entidades bancarias concedieran créditos sin la necesidad de analizar si el solicitante de dicho crédito poseía las condiciones necesarias para cancelar la deuda en los plazos establecidos, una vez pinchada esta burbuja en la que vivían los españoles, las cosas han ido de mal en peor.
Aunque el país se ha recuperado levemente de esta crisis mundial, pues afectó a buena parte de Europa, en especial Portugal, Grecia, e Italia, y al propio desencadenante de esta situación, Estados Unidos, la situación irregular aun es evidente y se siguen pagando las consecuencias. Las entidades bancarias que otorgaron estos préstamos sin garantía se han visto en la necesidad de desahuciar a los deudores, quienes además de quedarse sin casa siguen obligados al pago de la deuda. La reiteración de casos ha hecho que los bancos se queden con un gran capital de activos concentrados en estas viviendas, y para desprenderse de ellos la vía más fácil es la venta de estos a empresas que compran las casas desvalorizadas en muy bajos precios, a estas empresas se les conoce como fondos buitre. Una vez en manos de estas empresas, que por lo general operan en Luxemburgo, se procede a una reforma del piso y posteriormente nuevamente se ponen en venta triplicando, a veces incluso más, su valor inicial.
Muchos de los problemas que se han encontrado los fondos buitre son los llamados ‘okupas’, personas que por distintos motivos se han visto en la necesidad de habitar, fuera de la ley, una propiedad privada que no les corresponde, muchas de estas propiedades privadas son las compradas por los fondos buitre, lo que se convierte en un obstáculo para estas empresas a la hora de reformar y revender el piso. En muchas ocasiones se ofrecen hasta más de 2.000 euros a un ‘okupa’ para que abandone la vivienda, en otros casos, la empresa contrata a otros ‘okupas’ para que invadan el piso mientras los anteriores ‘okupas’ no se encuentran.
El resultado final es que los bancos y los fondos buitre salen ganando y la situación de los ‘okupas’ se mantiene e incluso se alienta y se promueve sin buscarle una solución factible a personas que han perdido su hogar a causa de la crisis. ¿Hasta cuándo seguiremos pagando las consecuencias de la crisis?