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Calle de Bravo Murillo: de eje del cine a las casas de apuestas

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La calle de Bravo Murillo recorre los distritos de Chamberí y Tetuán. Esta vía sirve de nexo de unión entre la glorieta de Quevedo y la plaza de Castilla. Su trazado norte corresponde a un tramo de la antigua carretera Madrid-Irún. Su nombre se estableció en honor a Juan Bravo Murillo, político decimonónico liberal que fue responsable de la construcción de Canal de Isabel II. 

Ya no es así, pero hace un tiempo la calle de Bravo Murillo fue el epicentro cinematográfico en el distrito de Tetuán. Y es que englobaba la mayoría de los cines de la zona. Durante la década de 1970, en Tetuán se congregaban unos quince cines. Si quieres buscarlos, no los encontrarás. Han desaparecido. En una época donde las grandes salas de centros comerciales y el streaming reinan, los cines de barrio van desapareciendo. 

CINES YA DESAPARECIDOS

Hace unas décadas eran parte central del ocio de los madrileños. En la calle de Bravo Murillo más de diez cines. El Chamartín, el Versalles, el Murillo, el Tetúan, el Carolina, el Lido, el Recreo Modernista, el Europa, el Montija-Condado y el Cristal eran sus nombres. El último de estos en cerrar fue el Lido 3D, ubicado en el número 200, lo que dio el cierre de los cines tradicionales y de barrio de la zona. 

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Antes los cines contaban con una sola sala. En la misma, se proyectaban dos películas en sesión continua. Y no, no eran películas de estreno como ahora. Esas estaban reservadas a los grandes cines del centro de Madrid. Para estos cines de barrio, estaban reservados películas clásicas

Si querías ver Charles Chaplin estos eran tu cine ideal, en todo caso, si tenías en tu bolsillo cerca de 1,25 pesetas para poder acceder a la sesión. Entre 1942 y 1981, también se proyectaba durante estas sesiones el NO-DO. Era un noticiero semanal del régimen franquista proyectado antes de las películas, como ahora los tráilers y la publicidad. 

HISTORIA DE LA CALLE DE BRAVO MURILLO

Es posible que uno de los cines más desconocidos de la calle de Bravo Murillo fuera el de Murillo. Y es que no fue construido para tal fin. Se ubicaba en el número 307, en lo que era un edificio de viviendas ya construido. Su entrada era pequeña y muy discreta, por lo que el cine pasaba desapercibido. Esta estaba instalada en un pequeño hueco en el margen izquierdo de la fachada. 

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Únicamente una pequeña marquesina con un neón de color rojo y azul anunciaba el nombre del local, ‘cine Murillo’. Una estética contraria a la actual, donde los cines suelen ocupar un gran espacio y en su exterior anuncian sus proyecciones con los carteles de las películas.

Por otro lado, el cine Versalles, ubicado en el número 308, abrió sus puertas en 1965, con un aforo de cerca de 1400 personas. La diferencia con respecto a los demás cines de la calle de Bravo Murillo es que se proyectaba únicamente una película.

Además, esta solía ser un largometraje que se había estrenado recientemente en las salas de centro. Así pues, aunque no supusiera un estreno en toda regla, eran más bien semi-estrenos, suponían toda una novedad en el barrio, por lo que también era más caro que los demás. Finalmente, dio el cierre a mediados de 1989.

En el número 238 de la calle de Bravo Murillo, estaba el cine Tetúan. Era una sala teatral diseñada en 1931 por los arquitectos González de Riancho y de la Torriente y Aguirre. Estaba formada por una gran marquesina curva que envolvía dos fachadas a la altura del primer piso. Fue demolido en 1980 y en su lugar se construyó un edificio de viviendas. 

Por otro lado, el cine Montija-Condado, ubicado en el número 121, no tenía buena fama entre los vecinos. Cambió en varias ocasiones su nombre y se conoció también como Teatro Maravillas, Las delicias y Metropolita Cine. Su poca popularidad se debía a los rumores de que al mismo acudían prostitutas y chaperos con sus clientes. Además, los acomodadores rociaban con un spray durante la película para eliminar los malos olores, así como desinfectar. 

ACTUALIDAD MUY DISTINTA

Hoy en día la calle de Bravo Murillo ha perdido su fama de eje de los cines en el barrio. Estos cines, antes mencionados, han ido desapareciendo uno a uno. Con el cierre del cine Lido 3D, se daba fin a una época de esplendor del ocio en el cine. Únicamente quedaba cerca los Renoir de Cuatro Caminos (calle Raimundo Fernández Villaverde, 10), pero incluso estos echaron el cierre en 2013. 

El único de los cines que pervive en la calle de Bravo Murillo son los cines Verdi, que se ubica en su número 28. Hoy en día está compuesto por cinco salas que proyectan los últimos estrenos, así como cintas independientes sin doblar. 

Los demás cines de barrio son actualmente bloque de viviendas, salones de juego, supermercados y colegios. Por ejemplo, el Recreo Modernista alberga ahora el Colegio Jaime Vera, el cine Versalles es el Bingo Versalles, el cine Carolina se ha convertido en una tienda de C&A y el cine Savoy es hoy el Club de alterne ‘VIve Madrid’. 

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