La obra El Calvario, de Rogier van der Weyden, ha regresado al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde será presentada ante los medios de comunicación este viernes, tras haber sido restaurada y exhibida en el Museo Nacional del Prado, dentro de la retrospectiva que se ha dedicado al pintor flamenco.
Fuentes de Patrimonio Nacional han señalado que este cuadro se trasladó el pasado 19 de junio a El Escorial y permanecerá allí definitivamente, salvo que sea cedido para alguna exposición, puesto que, según recuerda, todas las obras de arte de Patrimonio Nacional son «candidatas» a formar parte de muestras en otros lugares, incluso fuera de España.
En cuanto a la posibilidad de que esta obra pase a formar parte del Museo Colecciones Reales, cuya apertura está prevista para la segunda mitad de 2016 y que albergará un máximo de mil obras de Patrimonio Nacional en rotación, estas mismas fuentes han señalado que El calvario es «uno de los candidatos», aunque aún se ha de puntualizar qué obras se van a mover a este museo.
Por su parte, fuentes del Prado han recordado a Europa Press que El calvario se restauró en el Prado, en el marco de un convenio de colaboración suscrito en 2011 entre Patrimonio Nacional y la pinacoteca, según el cual la obra se ha exhibido en el Prado durante tres meses antes de su regreso a El Escorial.
Esta obra maestra de la pintura flamenca del siglo XV fue donada por el propio Van der Weyden a la cartuja de Scheut (Bruselas) poco antes de su muerte y, posteriormente, fue entregada oficialmente en 1574 al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Según indicó el director del Prado, Miguel Zugaza, durante la presentación de la muestra dedicada al pintor, a la pinacoteca llegó «una obra maltratada por el paso del tiempo y las restauraciones antiguas», en referencia a El Calvario, a la que el equipo conjunto del museo «le ha devuelto su extraordinaria calidad y originalidad», según destacó.
Por su parte, la consejera gerente de Patrimonio Nacional, Alicia Pastor Mor, señaló que antes de su restauración se trataba de una obra «demacrada» que llevaba «a la melancolía», mientras que «ahora, afortunadamente, la obra emociona».