Una mayor producción investigadora está asociada con una mayor calidad docente, según un estudio elaborado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad Jaume I (Castellón), en el que han participado 604 profesores universitarios entre 2002 y 2006, según informa la UCM.
«Hemos descubierto que los docentes que cuentan con resultados de investigación enseñan mejor que otros profesores con menos investigación», según ha afirmado Teodosio Pérez Amaral, del departamento de Economía Cuantitativa de la UCM. De hecho, según el estudio, los que no investigan son cinco veces más propensos a ser los peores docentes.
El estudio, publicado en Applied Economics, incluyó 69 variables de fuentes oficiales para medir los índices de enseñanza, tareas administrativas e investigación de los docentes, y revela que, de media, los profesores que investigan imparten un 21,5% más de clases que los que no lo hacen. Además, dos tercios de los docentes podrían mejorar su enseñanza si realizaran más investigación.
Por su parte, el coautor del trabajo y miembro del laboratorio de Economía Experimental de la UJI, Nikolaos Georgantzis, ha explicado que «los investigadores tienen mejor criterio para elegir qué temas abordar en la docencia, y mayor acierto y rigor por los continuos filtros y controles a los que está sujeta su actividad científica».
El trabajo también revela cómo la investigación se puede volver en contra de la enseñanza cuando es excesiva, al consumir la mayor parte del tiempo y energía del docente. «Lo atribuimos a que, en algunos casos, la dedicación a la investigación puede ser tan intensa que puede dar lugar a que disminuya la calidad de la enseñanza», según ha alertado la coautora del trabajo mismo laboratorio de la UJI, Aurora García Gallego.
Asimismo, del informe se desprende que lo que también afecta a la excelencia educativa son las tareas administrativas, que restan tiempo al docente y añade que si su peso es elevado y el profesor recibe a cambio una disminución de la carga docente, el nivel de la enseñanza no empeora.
Por áreas, los profesores del departamento de Educación consiguieron los mejores resultados, y entre sexos fueron las mujeres las que registraron una docencia de más calidad. Elaborar libros y material multimedia también benefició a la enseñanza, pero no lo hicieron los cursos de mejora pedagógica en los que participaron los profesores, según apunta el estudio.
Además, el documento refleja que el Real Decreto de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo del mes de abril, «redujo la calidad educativa 0,75 puntos sobre 10», al disminuir la carga docente de los investigadores consolidados. «Abarata la docencia al incrementar el número de horas de la mayor parte del profesorado», según ha explicado otro de los coautores del trabajo e investigador del Instituto de Economía Internacional de la UJI, Joan Martín Montaner.
Como conclusión, los autores proponen que el organismo evaluador del profesorado, la ANECA, incentive la calidad docente como hace con la investigación. «Se podría controlar con encuestas o con auditorías con profesores externos», proponen.