Sencillamente, con sus peculiaridades diferentes, estos dos muchachos parecen dos buenos tipos. Russell Crowe es actor con orígenes galeses, noruegos y maorí de Nueva Zelanda, afincado en Australia, y que siente atracción por la música o los deportes de su raíz antípoda y sajona. Pero su verdadera vocación es la interpretación, dentro de la aventura, la comedia musical y el entretenimiento en general, aunque su éxito internacional y los premios le llegaran a una edad algo tardía, siempre mantuvo ese interés por estudiar en la escuela de Arte Dramático. Ahora, su desparpajo en distintos campos y su personalidad acusada, le otorgan rasgos identificativos en cualquier proyecto que tenga en mente, de aptitud maravillosa.
En cambio su antípoda, Ryan Gosling triunfó desde la infancia, a pesar del carácter religioso de la familia. Nacido en Londres y con nacionalidad canadiense (sus padres eran mormones), también ha estado relacionado con el mundo musical, además de ser guionista y director con el filme Lost River. Ha demostrado, en más de una ocasión, sus dotes para la comedia, por lo que su interpretación en The Nice Guys, no significa una sorpresa. Sí, su afinidad formando una divertida, contradictoria y peculiar sociedad junto a Mr. Crowe, con infinidad de ocurrencias, camaradería y guiños entre ambos.
Shane Black, que además es guionista de películas de acción y puntos amables, como Arma Letal, El Último Boy Scout o Last Action Hero de John McTiernan, en The Nice Guys consigue un magnífico entendimiento de las divergentes actuaciones o papeles protagonistas, demostrando ser un buen chico para esto tan difícil, de hacer reír al personal. Al menos, así se aprecia un cierto gusto narrativo, sus cualidades para manejar situaciones al límite, los diálogos atrevidos y ciertas dotes para esa comedia inteligente, más actualizada. Así como de cierto encanto o admiración por estas parejas dispares que el cine nos ha ofrecido en infinidad de casos enmarañados o, resueltos con disparos y risas.
Su trayectoria tras la lente de un objetivo (o los cristales de una oficina cochambrosa del downtown) comenzó hace algunos años atrás, cuando rodara el filme Kiss Kiss Bang Bang y estuviera designado o nombrado a convertirse en ejemplo de un humor de culto cinéfilo. Con determinada querencia por personajes extravagantes, las conversaciones al filo de lo correcto o simplemente mal hablados, y sus parejas masculinas que se tornan incalificables por sus métodos irreverentes o drásticos.
En este caso, The Nice Guys o Dos Buenos Tipos en español, establece una entretenida concordancia con el dúo detectivesco de su primera producción y la estimulante relajación de sus secuencias chispeantes, o refrescantes según la época estival en la que nos encontramos. Cabe destacar, la búsqueda incesante del entretenimiento y sacar todos los registros de las estrellas, dentro del ambiente angelino de la música dance de finales de los 60 y el resto de la década de los 70 e inicios de los 80, igualmente festivas como sus gags, o electrizantes tal que sus giros argumentales.
Filmes coloristas con un punto dramático y imbuidos en la épica de aquellos héroes frustrados o fracasados, que alternan la vía de estabilidad en su labor detectivesca con un folletín íntimo en sus relaciones personales. O, se encuentran con esa aceptación profesional o social, ante el desastre causado a su alrededor, en su transformación de patosos a salvadores, como los rebotados protagonistas de un incendio imparable. Sino, favoritos candidatos para una bonita urna con sus alegres cenizas reposando ese carácter herético, sexual y danzante. En su simpática sintonía, Russell y Ryan lo bordan.
Por otro lado, la imaginación de sus guiones deslabazados, le aúpan a la categoría de director de rarezas a contracorriente, articuladas con ese característico sentido del humor, bastante surrealista también, con la creación de ambientes algo sobrecargados, pero legítimos en la comedia disparatada, que dan un significado especial a las vidas de los personajes y sus tramas elaboradas, o no. Como el anterior trabajo en Iron Man 3.
Claramente, el título de la película, no llamará demasiado la atención del público. Ni las muchas películas duales, inocuas que propagaban un mensaje soez o comportamientos impertinentes, fuera de un argumento disparatado como aquí. Shane Black firma un guion con el primerizo Anthony Bagarozzi, dentro de un mundo que marcha a una velocidad endiablada, y las parejas corren peligro de conservación, sea en nuestras vidas o el cine. Ya que difícilmente logran mantenerse unidas durante un larga temporada, como miembros bien comunicados y compenetrados. The Nice Guys, tiene muchas referencias a esos cómicos atemporales, con mecanismos gestuales y cargados de naturalidad dentro del humor guionizado.
Si bien, los rostros sean tan conocidos por separado, su profesionalidad demuestra el porqué del reconocimiento individual, con un impacto destacado en los fans por todo el planeta (marcadamente femenino) y ampliando sus horizontes de diversión con muestras de originalidad en esta ocasión como Dos Buenos Tipos en acción, paradójicamente contrapuestos y algo absurdos.
La crisis económica y ética, falta de comunicación anterior, obligaciones laborales y responsabilidades familiares, son el bagaje de esta escasa concordancia en gustos y la vía de emprender sus labores de investigación o ajustes varios, tal que cuentas frente a hijos o amantes. Está claro que la exigencia avanza con los años e igualmente la tranquilidad en el camino andado, es la precursora de diferentes situaciones jocosas dentro del ambiente musical y cinematográfico, clandestino, en la ciudad de Los Ángeles. Porque The Nice Guys, se decanta por grupos de la escena de los clubs, el funk y el baile, como sus ascendentes en el bebop, la música soul y la Tamla Motown. En Dos Buenos Chicos se apunta a los pies, si bien echo en falta algunas muestras de ese movimiento cultural o artístico en los 70 paralelo, que generó la masificación y ampliación de las pistas de la ciudad, ante el auge de un movimiento desencajado de caderas. Un dato que derivaría del guion del propio Black, con la mente divagando en momentos menos cruciales o efectivos del filme.
En su camino danzante, Mr. Crowe se hallará con La Momia o el último filme de Saul Dibb (La Duquesa, Suite Française), mientras que la otra pierna danzante, funciona como pez en la pecera de un Dj, un Ryan divertido en la corte de La La Land de Damien Chazelle, preparado para confundirse en otro proyecto de Terrence Mallick titulado Wightless o la llamativa y rara avis de Denis Villeneuve, la confusa secuela de una obra maestra de la ciencia ficción y Ridley Scott llamada Blade Runner.
No se puede aseverar que Dos Buenos Tipos, signifique el lanzamiento de otra pareja exitosa y duradera, pero sí, un diferente punto de vista en sus consolidadas carreras, demostrando habilidades interpretativas con el asombroso propósito de sacar una sonrisa al espectador. Y tics inspirados para contraatacar a nuestro ceñudo gesto, al filo de la vida real a diario. Aquí, su química es esencial a la hora de demostrar el cariño por el oficio de cómico, con homenajes implícitos a parejas de siempre en el cine mudo o clásico, y figuras más recientes como Jerry Lewis o los adaptables monologuistas desde Billy Cristal hasta Ben Stiller, Will Ferrell o el mismo Jim Carrey, genios de la verborrea atropellada. Sarcásticamente boba, con perdón al difícil oficio de payaso y su fundamental trabajo para todas las edades.
Por si fuera poco, encantados con la simpatía y el desparpajo de una joven actriz (descubrimiento lúcido y emergente) con nombre sonoro y enraizado, de Angourie Rice, que no duda en aceptar el reto. Asombrosa en la comicidad contracorriente, e incluso, capaz de robarle algunos primeros planos al duro ejecutor o el adorable, desquiciado y paternal detective de las estrellas, con miras a fraguar una bonita amistad. Por consiguiente, el humor es el foco que refleja todas las tramas y variantes, tocando los palos de Matt Bomer (próximo Monty Clift y miembro de Los 7 Magníficos), Beau Knapp (El Regalo) o la misma Kim Basinger; hasta conformarse en único acicate para alcanzar el fin deseado, esto es, la desbordante diversión que Dos Buenos Chicos y una joven actriz, consiguen con carisma y oficio. Miss Rise (voz en Walking with Dinosaurs) va a sonar en el futuro, sin duda, con la cercana Jasper Jones, junto a Hugo Weaving y Toni Collette, o sobresaliendo en la nueva entrega del joven Spiderman interpretado por Tom Holland.
Es verdad, The Nice Guys se entretiene en vericuetos inflamables, con alguna duda que pervierte el camino dramático en favor de la comedia, pero el resultado final adquiere la temperatura justa y disfrutable. Con escenas y la concesión inequívoca, de pasar en todo momento al lado más divertido.
No más pretensión que alegrar el panorama, sobrevolando la estética sesentera y la música de bandas como Kool & The Gang, Earth Wind and Fire, The Temptations o Al Green. Buenas evoluciones en la pista y condicionados por los diferentes estilos de vida de sus protagonistas hacia el rélax veraniego y sus pasos de baile marcados en la agenda, pizca de sexo e incompetencia de los extremos criminales, gotas humor absurdo en caricaturas pretéritas, y sobre todo, esa frescura en interpretativa de la Chica Rice, en evolución heroica y seguimiento.
En definitiva, estos dos tipos ´duros` te caen bastante bien, honorables representantes de las parejas de Hollywood en migajas de cine negro y un físico adaptable a diversas aptitudes para a un detective privado y sus resolutivas acciones, o su provecho contrario. La ambientación ideal de un director Shaner Black que mantiene en su punto de mira en la comedia, capaz de salpicarnos con sangre alienígena en una nueva entrega de The Predator o ese posible encuentro con la fábrica Marvel y el personaje Doc Savage), será próximamente. Si te consideras un buen chico, con autoridad y entidad positiva, no deberías dejar de visitar esta ciudad caliente, estelar… pornográfica y cinematográfica en general. Para todos los públicos, eso sí.