Moratalaz es un distrito que ofrece al mismo tiempo espacios naturales y un interesante patrimonio histórico, que resulta llamativo más allá de su importancia y destaca también por su impacto cosmético en el paisaje. Dentro de la oferta que esta zona de Madrid tiene para nosotros, destaca sin ninguna duda el Parque de Moratalaz, donde la Naturaleza y el ser humano se dan cita para crear un lugar fascinante.
UN OASIS NATURAL
Este parque se aproxima a los 50.000 metros cuadrados de superficie, una cifra que no se acerca a otras más impresionantes como el más de un kilómetro del Parque del Retiro, pero que permite disfrutar de lo que la naturaleza nos ofrece, para olvidarnos de los agobios urbanitas que tanto aquejan a los habitantes de las capitales.
Además, dentro de sus instalaciones naturales, cuenta con un lago y un canal accesibles al público, aportándole una frescura que lo hace ideal para pasar el fin de semana después de una sesión de entrenamiento o en familia. Sin embargo, su monumento más llamativo fue creado por el hombre…
LOS TOROS DE GUISANDO
Pero si este parque destaca es por unas figuras de piedra, copia de un monumento de la provincia de Ávila, que se han convertido en un icono muy llamativo de este parque: los toros de Guisando. Las estatuas originales de piedra, que representan a este animal, datan de la Edad de Hierro, en concreto de los siglos IV o III antes de Cristo. Entre las teorías que han surgido sobre su origen, destaca su posible papel como protectoras del ganado, algo que le daría un aire ritual a esta construcción.
En cualquier caso, la importancia de estos cuatro toros (antes cinco) queda patente al descubrirse que siempre llamaron la atención de los interesados en la Historia, y que cuenta con referencias bibliográficas que atestiguan su importancia. Aunque se trate de imitaciones, se pueden apreciar las formas primitivas de estos toros dentro del Parque de Moratalaz.
