La cadena de bares El Brillante es famosa en la capital en especial por sus bocatas de calamares. Esta casa, fundada en 1952, se ha convertido en insignia del Madrid más castizo por su oferta gastronómica y en especial por el famoso bocadillo de calamares.
Su local frente a la estación de Atocha es el principal y uno de los más conocidos y antiguos de la capital por su localización y su diseño retro: se mantiene prácticamente intacto desde su apertura en 1961.
El éxito de esta cervecería de Atocha, y el resto de locales de la cadena, está en sus bocadillos, más allá del de calamares, pinchos de tortillas, tapas, churros y porras. Además, El Brillante ofrece una gran variedad de oferta gastronómica: desde platos de cocido hasta el zarajo de Cuenca pasando por la copa Melba. Mil desayunos y otras tantas raciones y bocadillos se sirven diariamente en los cuatro mostradores.
La propia cadena invita a través de su página web a probar también su servicio de comidas para llevar especializado en pollos asados y tortillas de patata.
Una peculiaridad de este bar-cervecería es que por las mañanas puedes disfrutar del típico desayuno de porras o churros con chocolate recién hechos. Los cocineros son los que desde tempranas horas se encargan de preparar la masa y freír estos manjares dulces.
La empresa surgió gracias a su fundador Alfredo Rodríguez, quien dejó León para instalarse en la capital. Aquí creó un nuevo y revolucionario modelo de bar precursor de la comida rápida y el tapeo. Poco después, instaló churrerías en cada local, lo que hizo del desayuno y la merienda otro de sus fuertes.
El primero de los locales se instaló en la Plaza de Olavide en 1953, y unos años más tarde nacieron los de Bravo Murillo, Vallecas, Atocha y sucesivos. Pese a que hoy en día muchos de estos bares hayan cerrado, El Brillante se mantiene vivo para ofrecer la comida y el ambiente “de toda la vida”.
Si quieres sumergirte en la década de los 50-60 y degustar los platos puramente típicos de la capital y del país, este es tu bar.