Hace unos días Carmena anunció la contratación de 21 nuevos asesores para el Ayuntamiento de Madrid, en particular para su equipo de gobierno.
Aún recuerdo como en plena campaña electoral Carmena defendía a voz en grito, distrito por distrito, que reduciría a 60 los asesores del Ayuntamiento, ahorrando más de 800.000 euros al año, pero ya sabemos que incluso para la nueva política donde dije digo, digo Diego. Para sorpresa de todos observamos que casi un año y medio después esta cifra de los 60 asesores está muy lejos de cumplirse. El equipo de Carmena ya tiene nada más y nada menos que 104 cargos de libre designación, lo que supone un 48,5% más que hace un año. A estas cifras debemos sumarles los próximos 21 asesores que ya están de camino, asesores que sin duda engordarán el presupuesto destinado a estos puestos que, sumados a los que ya existen, alcanzan los 8,7 millones de euros al año.
Carmena no sólo esta incumpliendo descaradamente su promesa electoral, sino que está levantando ampollas entre los que se supone son “su gente”. Y es que si yo fuera del equipo de Ahora Madrid y echase un vistazo al informe de Comisiones Obreras denunciando los veintiún nuevos puestos a dedo, me pondría a temblar. Hago alusión al informe de CCOO porque es llamativo que, en parte, se apoye en la auditoria que hizo el Ayuntamiento para conocer la situación de la plantilla. Una auditoria que costó alrededor de 250.000 euros y que se puede resumir en que “ni sobran ni faltan trabajadores en el Ayuntamiento de Madrid”
Yo creo que la nueva política se ha adaptado demasiado rápido a las instituciones y parece que ha dejado atrás eso de querer una administración transparente, no politizada ni clientelar. Puestos de confianza para repercutir positivamente en el bienestar del ciudadano y ayudar al político en su trabajo sí. Puestos de confianza para engordar absurdamente el presupuesto de asesores, dar favores para agradecer trabajos de campaña o apoyar el trabajo de los concejales a nivel de partido no. No hace falta ser de Ahora Madrid para reivindicar y ejercer los valores que una administración pública de calidad merece y creo, que con los hechos en la mano, el equipo de Carmena debería dejar de atribuirse como suyos estos valores.