En 1952, el Emir de Irak junto a Franco inauguraron lo que sería, por aquél entonces, la primera autopista de España. Antes conocida como la autopista de Barajas, las autoridades municipales pusieron en marcha planes urbanísticos para mejorar las condiciones de vida de los barios del extrarradio y así surgió Avenida de América. Una de las vías para dotar de mejores condiciones a los vecinos que vivían fuera del centro de Madrid fue desdoblar las antiguas carreteras radiales y construir una gran autopista que permitiera el flujo fluido de entrada y salida del centro de Madrid.
Además, la construcción de esta gran calle permitió la unión de barrios populares como Prosperidad y Guindalera que se encontraban desconectados del centro de Madrid.
Pero no solo permitió la unión de barrios, el cruce de Avenida de América con la calle Francisco Silvela se convirtió en la década de los 70 en un enclave urbano con personalidad propio debido, en cierta parte, a los grandes edificios residenciales que se construyeron a lo largo de la Avenida.
Torres Blancas, Hotel Silken, oficinas de Iberia, Cepsa, IBN, Telefónica, varios laboratorios fotográficos, un centro de producción de películas, numerosos edificios discurren a lo largo de Avenida de América desde su comienzo en el intercambiador de transportes, así como prolongación de la calle María de Molina hasta llegar a la A-2 dirección Barcelona, desde sus orígenes Avenida de América otorgó una imagen moderna de Madrid que hasta entonces se desconocía.