Este actual y famoso centro gastronómico, el Mercado de San Miguel, en sus orígenes fue construido para el emplazamiento de una Iglesia Parroquia de San Miguel de Octoes donde fue bautizado el mismísimo Lope de Vega. En 1790 un terrible incendio arrasó la parroquia, y aunque volvieron a rehabilitarla, Juan de Villanueva recomendó su demolición.
Y así fue, en 1809 se derribo la construcción y el solar se transformó en una plaza pública en la que se ubicaba un mercado al aire libre de productos perecederos formado por cajones de madera que hacían las veces de mostradores y tenderetes.
Pero a medida que Madrid se convertía en un gran foco de oportunidadescomo Capital, los problemas de falta de higiene y suciedad crecían. El Mercado llegó a albergar alrededor de 216 puestos, por lo que grandes articulistas de costumbres como Mesonero Romanos criticaba en sus escritos la penosa situación de las plazas que se habían convertido en mercados callejeros.
En 1870, el Ayuntamiento de Madrid decidió empezar a construir mercados cubiertos para subsanar todos los problemas que acontecían, además el tráfico denso y la multitud de personas se sumaban a la lista.
Hasta 1916 no fue inaugurado el actual Mercado de San Miguel. Con una arquitectura basada en el hierro y un acristalamiento moderno, el mercado siguió funcionando con normalidad hasta que la aparición de grandes superficies comerciales y supermercados le llevaron casi a su defunción.
Por ello, desde el 2009 el Mercado de San Miguel se ha unido en un objetivo de resucitar el mercado tradicional con los productos de calidad junto a nuevos conceptos como la posibilidad de probar aquello que compras o, incluso, ser un punto de referencia gastronómica con la apertura de bares y restaurantes.
Además, el Gastrónomo de San Miguel, como así está bautizado, quiere formar parte de la agenda madrileña cultural, social y gastronómica con la realización de diferentes actividades, ayudando a revitalizar el casco antiguo de Madrid.