Desde siempre la invisibilidad ha sido una meta para el ser humano. Más allá de su aparición en las películas del famoso mago Harry Potter, la capa de invisibilidad ya es un hecho real. Científicos de todo el mundo han conseguido crear, entre otros objetos, finas capas capaces de cubrir objetos y volverlos invisibles.
El campo de la invisibilidad está en plena investigación. En Estados Unidos, el Departamento de Energía Estadounidense, del Lawrence Berkeley National Laboratory y la Universidad de California en Berkeley han estado trabajando estos años en conjunto para crear finalmente ultrafinas capas que oculten objetos, hasta ahora microscópicos.
Ésta está compuesta por diminutas antenas de oro que desvían la luz que se refleja sobre ellas, volviendo así invisible al objeto sobre el objeto que cubre o rodea. Además, una peculiaridad es que puede encenderse o apagarse cuando se quiera cambiando la polaridad de dichas nanoantenas.
No obstante, no solo en Estados Unidos ha tenido lugar este avance tecnológico. En otros países como Alemania, científicos del Instituto Tecnológico de Karlsruhe han creado también una capa de invisibilidad. El equipo alemán, liderado por Robert Schittny, han desarrollado este dispositivo que hace invisibles en condiciones normales de luz objetos más grandes, visibles para el ojo humano. Para ello, tuvieron que frenar la velocidad de la luz para luego poder acelerarla hasta su velocidad normal.
En Canadá, la empresa especializada en uniformes militares ‘HyperStealth Biotechnology Corp’, diseñó esta nueva tecnología, denominada ‘Quantum Stealth’ que hace a los soldados invisibles en diferentes entornos. Esta capa llega al límite de hacerlos invisibles incluso ante visores infrarrojos y térmicos. Según el presidente de la corporación, Guy Cramer:“ lo que hace es engañar al cerebro para ver cosas que realmente no están ahí”.
Esta tecnología ha sido posible gracias al desarrollo de los denominados ‘metamateriales’, fabricados con unas propiedades que no pueden encontrarse en la naturaleza. Sus superficies son capaces de desviar las ondas de luz, oriéntandolas alrededor o lejos de un objeto. Sin embargo, pese a que todo parecen ser buenas noticias, esta capa está aún algo lejos de poder comercializarse de manera normal pero sí que podrá ser útil en el campo de la tecnología y la ciencia.