Ubicado en una de las mejores zonas de negocios del barrio de Chamberí y próximo a la zona de Azca y Nuevos Ministerios se encuentra Picsa, un local madrileño cuya especialidad son las pizzas argentinas.
La propuesta realizada por sus socios, Pablo Giudice y Mariano Gargiulo, pertenecientes al grupo argentino Sudestada. Además, el universo Sudestada tiene otro establecimiento en la misma calle Ponzano con el mismo nombre especializado en comida asiática pero con un toque de fusión con otras cocinas occidentales.
Picsa se fundó en 2014 y llegó a la Capital para revolucionar el concepto de la pizza. Su idea ha sido coger lo bueno de la pizza tradicional argentina y sus particulares ingredientes y combinarlo con la clásica pizza italiana y. La pizza argentina está hecha con una masa más gruesa y esponjosa, con mayor carga de queso en la base.
La carta de Picsa cuenta con unas 15 variedades de pizza, desde las clásicas como la pizza de jamón cocida con queso y berenjena hasta pizzas más innovadoras con pimientos asados, verduras asadas o, incluso, sardinas. Además, en la carta también hay especialidades argentinas y uruguayas como la fainá. Una masa gruesa elaborada con harina de garbanzos que se come como acompañamiento de la pizza. Las pizzas son todas de tamaño único con alrededor de 8 porciones, ideales para compartir. Además, Picsa ofrece la opción de poder hacer la pizza por mitades para una mayor variedad.
Como curiosidad, para las personas con poco hambre o que vayan a comer o cenar sola, existen porciones de unas 5 o 4 variedades de pizza.
El toque especial de Picsa lo pone en la base de queso, elaborado con tres quesos diferentes que le dan mayor esponjosidad que a la tradicional pizza italiana y sustituyéndola por la mozzarella.
La carta también cuenta con los llamados mezze, entrantes para compartir con precios que oscilan entre los 4 y 5 euros junto con algunas ensaladas propias argentinas.
El local decorado con un estilo industrial y con una capacidad para unos 40 comensales, 20 e n barra y 20 en mesa, gira en torno a su eje central: la cocina vista. En ella se encuentra el motor del negocio, un horno de leña de encina donde se preparan las pizzas con la peculiar masa, a la que se le somete dos cocciones.
Picsa une además a dos de los nuevos conceptos en gastronomía urbana: el homemade con una fabricación casera de todos los ingredientes, y el take away, ya que ofrece el servicio a domicilio y de recogida en local.