Desde hace unos cuatro años, los relojes inteligentes inundan las tiendas, las grandes compañías compiten por desarrollar modelos cada vez más avanzados y, donde los más escépticos auguraban un éxito efímero, las ventas siguen manteniéndose. La pasada semana, la marca Fitbit reveló haber distribuido más de 1 millón de relojes inteligentes Versa, modelo que lanzó en abril al mercado, en apenas seis semanas.
PARA QUÉ SIRVEN LOS SMARTWATCHES
Los relojes inteligentes sufrieron una importante caída de ventas tras su primer lanzamiento. Algunos como Android Wear, que trata de imitar a un smartphone, no cosecharon el éxito que sus creadores esperaban. La popularidad que estos relojes inteligentes tienen hoy en día se ha conseguido por medio de las empresas especializadas en ejercicio. Los Fitbit son los que han triunfado y los usuarios han demostrado que lo que buscan es un reloj que les complemente en su actividad física diaria.
El dilema se plantea hoy en torno a lo que es y no es un smartwatch. Los primeros relojes inteligentes eran grandes para poder mostrar mensajes y teclados a un tamaño suficiente. Pese a ello, se consideraron en general menos útiles que los smartphones. No fue hasta que se incorporaron novedades relacionadas con el control de la salud, la monitorización de la actividad física y el sueño, entre otras, que comenzó a crecer su consumo.
Los últimos modelos, como el que antes mencionábamos, Versa de Fitbit, incluyen un control del cuerpo completo, que controla toda la actividad del organismo incluso cuando dormimos. Mide las pulsaciones, las calorías que se consumen durante el ejercicio y en reposo, los kilómetros recorridos, etc.
Además, incluye todo lo que lo que hace de un smartwatch un smartwatch, es decir, notificaciones de aplicaciones como WhatsApp, agenda personal, gestión de contactos y llamadas e, incluso, como novedad, una aplicación para tener control sobre el ciclo menstrual.
PARA QUÉ NO SIRVEN LOS SMARTWATCHES
El smartwatch en sí surgió como un dispositivo que permitía recibir notificaciones, contestar mensajes o consultar el GPS. Sin embargo, sus críticas surgieron en torno a la incomodidad de los teclados pequeños y la escasa duración de la batería. No es cierto que no sirva para utilizarlo como un smartphone, pero es mucho más incómodo y genera mayor dificultad.
Si no se quiere usar para hacer ejercicio, su uso es simplemente como elemento de apoyo al smartphone en el que consultar la agenda o los mensajes recibidos. Sin embargo, grandes marcas como Google siguen trabajando en la mejora de su diseño y de prestaciones, así como de baterías más duraderas.
Me dedico al análisis de smartwatch y su utilidad ha aumentado enormemente en los últimos dos años. Tanto es así que las marcas más conocidas de relojes ya están viendo cómo implementar funciones para evitar que el mercado se les escape entre los dedos.