MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Las viviendas de alquiler en Madrid tienen una media de 56 años, siendo la tercera ciudad que concentra el parque de viviendas más vetusto en cuanto alquileres, mientras que las de venta se sitúan en 53 años, según un estudio realizado por Idealista.
A nivel nacional, Barcelona se sitúa en primer lugar en alquileres con una media de 72 años, seguida de San Sebastián (68), en cuarto lugar Tarragona (53) y Pamplona (52). Sólo Ciudad Real tiene unas viviendas para alquilar que bajan de la treintena (29 años).
Las siguientes ciudades, con edad ya por encima de las tres décadas, son Albacete (30 años), Lugo, Soria y Castellón (31 años en los tres casos), seguidas por Almería y Guadalajara (ambas con 32 años).
Por otro lado, según este estudio, las viviendas en venta en la capital se sitúan en una media de 53 años. En este mercado la ciudad con las viviendas más antiguas es Barcelona, ya que los inmuebles actualmente en la ciudad condal tienen una media de 69 años. Le siguen tres ciudades del norte: Pamplona (64 años), San Sebastián (60 años) y Bilbao (54 años).
Por el contrario, un total de 23 capitales españolas tienen un parque de viviendas que ronda los 30 años. Las más modernas son las viviendas de Albacete, ya que de media cuentan con sólo 31 años. En Lugo la edad sube hasta los 32 años, mientras que en Almería, Murcia, Lleida y Guadalajara alcanzan los 33 años.
Aún así, las diferencias de edad entre capitales de provincia «son notables», tanto en el caso de las viviendas en venta como en alquiler. El parque de viviendas en venta en las capitales españolas tiene una edad media de 45 años mientras que el parque de alquiler es un año más joven (44 años de edad media).
Para el jefe de estudios de Idealista, Fernando Encinar, «los datos demuestran que, aunque durante la burbuja se construyeron millones de casas, el parque inmobiliario español no está suficientemente renovado». Asimismo, ha indicado que vivir en un edificio con más de cinco décadas «no es negativo pero acarrea más costes en reformas, derramas y una mala eficiencia energética».
«El hecho de que las dos mayores ciudades españolas estén en el grupo de las viviendas más antiguas evidencia que el ritmo de construcción de obra nueva en las últimas décadas en ambas no ha sido similar al del resto del país. Deberíamos plantearnos seriamente la necesidad de aumentar la construcción en ambas ciudades en los próximos años», ha sostenido.